Se pusieron a la orden del día los debates de candidatos presidenciales. Desde diferentes ángulos y estilos se vienen adelantando candentes encuentros, lo que es saludable para la democracia y facilita al ciudadano del común, información detallada y conocimiento directo sobre cada uno de los aspirantes.
La profundidad o nivel del evento lo fija el entrevistador o mediador según el mecanismo acordado, quien probablemente cuenta con un cuestionario guía, para presentar en su momento a todos y cada uno de los participantes, esperando respuestas claras y precisas, contentivas de planes, e iniciativas que indiquen el qué, expongan el cómo y rematen fijando los recursos económicos que den sustento al con qué.
La mayoría de ciudadanos conocen la problemática nacional y saben que los candidatos mencionarán temas de alto caldo, urgidos de atención prioritaria, descollando la economía en un primer plano por ser una amenaza para la estabilidad familiar, comercial, industrial y, aun, del desarrollo nacional, siguiéndole otros como la justicia, que hace parte integral en toda reunión de sabor político- También está la educación, pedida a gritos en los rincones patrios, y ni hablar de la salud con todas sus ramificaciones y alternativas debatidas de mucho tiempo atrás, generando preocupación y expectativa. Lo anterior, agobiado por el problema pensional, asunto inquietante para las personas de la tercera edad, quienes sienten su estabilidad amenazada e intimidada.
Es decir, aquellos pilares que debe atender la gobernabilidad del país son tan variados como heterogéneos y por lo tanto los debates deben abarcar muchos frentes, obligándose los medios a surtir la cantidad de encuentros necesarios, para evitar que ciertos aspectos, queden en el limbo y a futuro nos llamamos a engaño y malos entendidos.
Ya sabrán, mis queridos amigos, que el concepto seguridad no puede faltar en este tipo de teatros del pensamiento y la planeación. Es imposible que en los encuentros de presidenciables no se estudie este tópico hasta la saciedad. Lo digo porque las nociones hacia la seguridad son muy superficies y ligeras, pues al enfocar la idea de seguridad ciudadana se expresan de policía y seguridad como un bloque, cuando en realidad la institución es solo un factor en el engranaje general del contenido, y los escuchamos lanzando impresiones que atañen a la institución Policía Nacional, sin tener la erudición ni experiencia sobre asunto tan delicado.
La seguridad está compuesta por varios factores que deben interrelacionarse y de esa atinada sinergia, brotará un estudio que fija la política criminal del país, donde cada componente aporta su capacidad, conocimiento y experiencia, para lograr un resultado dinámico, evidente y estable a futuro. No es proponiendo reformas institucionales ni creando nuevos cuerpos como se planifica una estrategia tan sentida. La seguridad es transversal y base del progreso, sin ella otros asuntos colapsan.