Decíamos en la columna anterior, que estamos a la espera de propuestas serias y estructuradas en materia ambiental, de parte de los candidatos a la presidencia de la República; pero como en otros muchos temas todo se va en discursos elocuentes, pero de poca profundidad.
A pesar de que el tema ambiental, por su estructura misma, es importante en el movimiento de la voluntad popular, no se ha destacado nuestro circulo de candidatos por propuestas que realmente muestren beneficios para nuestro patrimonio ecológico y permitan ver en un futuro cercano el cumplimiento de los acuerdos de la OCD y el desarrollo de los objetivos del milenio; por lo menos en cuanto a Colombia corresponde.
Hasta el momento, no pasamos de realizar arengas populistas, más allá de discursos con contenido programático que brillan por su ausencia; y el tema no es menor, las arengas mueven ideologías basadas en falsas premisas y arrastran incautos que creen proteger al planeta cuando en realidad podrían estarnos destruyendo.
El asunto tiene dos matices claramente separados desde el punto de vista epistemológico, de un lado están los que defienden el conservacionismo a ultranza y atacan cualquier medio de desarrollo que modifique de alguna manera los indicadores ambientales del planeta; de otro lado están los partidarios del desarrollo sin tener en cuenta las consecuencias ambientales. Lo lógico está en el centro de estas dos teorías, quienes promovemos el desarrollo, dentro de una normativa ambiental adecuada.
Proyectos como, por ejemplo:
- La creación de una línea base ambiental, que permita la dinamización del otorgamiento de licencias ambientales, mejorando simultáneamente el cuidado ambiental.
- El manejo adecuado de los residuos sólidos, tal y como Colombia se comprometió a 2024 con la OCD; esto permitiría significativos ahorros en energía y bajaría los pasivos ambientales en forma significativa.
- La reforma integral de las CAR, de manera tal que se transformen del fortín burocrático que ahora son, en reales ejecutores y protectores de una política ambiental seria y estructurada,
- La implementación de las guías minero-ambientales, elaboradas por personal técnico de alta calidad entre los años 2002 y 2005 y que hoy no se han podido implementar por trabas burocráticas.
- La implementación de centros de investigación ambiental, con presupuesto suficiente para proteger nuestra fauna y nuestra flora y para lograr un éxito real en los programas de reforestación,
- La puesta en marcha de los pagos por servicios ambientales, de manera tal que los propietarios de tierras en selva y páramo tengan ingresos razonables y justos por proteger sus ecosistemas.
Aun cuando existirían miles de proyectos más, sería bueno saber a qué se comprometen los candidatos más allá de las arengas de “no a la minería” o “no al fracking” o “no a los hidrocarburos”. Colombia tiene que subsistir de sus recursos y ello implica hacer las cosas, pero bien hechas.
Seguiremos a la espera de propuestas ambientales de nuestros candidatos presidenciales, pero de propuestas fundamentadas, no de arengas sin substancia.
@alvaro080255