Doblemente agredida
Es clarísimo que el secuestro de Nohora Valentina Muñoz, la hija de 10 años del alcalde del municipio de Fortul (Arauca), es un acto que nunca debió suceder. El haber permanecido en cautiverio durante 19 días, la acercó a ese lado oscuro de la realidad de nuestro país y de la humanidad a la cual jamás quisiéramos que estuvieran expuestos nuestros niños.
Es indispensable aclarar quiénes fueron los delincuentes que llevaron a cabo este atroz delito que vulneró los derechos fundamentales de Nohora, cuáles fueron sus motivos, capturarlos y someterlos al debido proceso judicial. También existe un juicio de responsabilidades que se debe hacer a la entidad que debía velar por su bienestar actual, porque al permitir la sobreexposición a los medios de comunicación coadyuvó a que la pequeña fuera agredida por partida doble.
El show mediático era completamente innecesario. Lo que el país y el mundo necesitaban saber era que Nohora estaba libre, y un escueto reporte sobre su condición médica y anímica era suficiente. Es una niña que tras vivir una situación extrema puede tener heridas muy profundas en el alma y traumas, cuyas secuelas, de no ser tratadas apropiadamente, serán complejas para su desarrollo integral como mujer. James Garbarino, un estudioso del desarrollo de niños en situaciones de toxicidad social, afirma que posterior a esos momentos oscuros, ellos piensan y actúan en maneras muy distintas a las de los adultos y tienen una capacidad infinita de resiliencia. Seguramente si a Nohora Valentina le preguntaron al ser liberada si se encontraba bien, respondió que sí. Pero, ¿cuál es el trasfondo de ese sí?
Si algo supieran de desarrollo y bienestar quienes debieron visualizar que sus derechos serían vulnerados de nuevo delante de la jauría de periodistas irresponsables, hubieran demostrado inteligencia empática con la familia Muñoz desde el día 1, anticipándose a los riesgos implícitos para ella al ser liberada y preparándolos en la manera de asumirlo y manejarlo en provecho de ella y de todos en su entorno directo
Sin embargo, el pésimo ejemplo provino del mismo Presidente de la República, quien sin siquiera haberse comunicado con los padres de la niña, anunció la liberación a través de su cuenta de Twitter. Lo primero que ha debido exigir es que se respetara la privacidad de Nohora y avisar que tendrían un adecuado acompañamiento en el manejo psicológico del estrés postraumático. Su deber como Mandatario era contribuir a que no fuera agredida de nuevo, en vez de dar vuelo a tanta Gestión Show.