Me cuentan que Ramón Tamames se lo está volviendo a pensar, aunque en principio estaba muy por la labor de ofrecerse al Congreso de los Diputados como alternativa a Pedro Sánchez en la Presidencia del Gobierno. Eso sí, apadrinado por Vox y sin ninguna posibilidad de que los números le den para que saliera adelante la consabida moción de censura. Y me cuentan además que la causa por la que ha rebajado su inicial predisposición a defenderla es que sus mejores amigos le están trasladando el riesgo de que su paso adelante contra el Gobierno solo serviría para fortalecer al Gobierno.
Aun así, todo se decidirá en una reunión que finalmente mantendrá con su patrocinador, Santiago Abascal, líder de Vox, cuyos diputados (al menos 35) serían los promotores de dicha iniciativa parlamentaria. Por ciento, un recurso legal al alcance de cualquier fuerza política que la registre en número equivalente a una décima parte de los diputados como mínimo. Así que estamos atentos a la pantalla de lo que pueda ocurrir veinticuatro horas después de entregar este comentario.
Lo cual no impide hacer algunos comentarios sobre un asunto que , aún sin haberse sustanciado, ya ha provocado un debate entre los que desdeñan el caso por considerarlo una astracanada, un esperpento, acto antipolítico, una provocación sin sentido, y los que respetamos la voluntad del insigne catedrático de Estructura Económica y no nos rasgamos las vestiduras porque el asunto pueda balizar la política española o dañar la imagen de las instituciones. Simplemente, creemos que es imposible banalizar el escenario más de lo que está y que a estas alturas el caso Tamames ya ni quita ni pone nada sobre el evidente desgaste de las instituciones, con graves desperfectos reputacionales en su funcionamiento.
Los que estamos en este segundo bando no entendemos el fariseo rasgado de vestiduras de quienes se ponen estupendos hablando de la posible candidatura de Tamames a la Moncloa como si fuera un "sainete" al que no hay que prestar ninguna atención.
Esperar y ver. Me cuesta desbordar la función testifical del periodista. Nunca he compartido el empeño de algunos analistas en decirle a los dirigentes políticos lo que tienen que hacer o lo que no tienen que hacer, salvo casos de alineamiento partidista que, a mi juicio, están reñidos con nuestro papel orientado a formar el criterio del ciudadano. Simplemente, poniendo a su disposición elementos de juicio.
Un poco de distancia, señores. Me quedo en que para Sánchez podría ser una mala noticia que Tamames finalmente aceptase el encargo de Vox. Lo digo porque entonces el actual presidente del Gobierno tener que pasar a la historia como el hombre que sobrevivió a la moción de censura de un anciano.