A los colombianos nos aterraba la sentencia uribista de marchar hacia una Venezuela, hacia un castrochavismo, hacia un país en ruinas. El dictamen y la sentencia tomaron tal fuerza, que fueron muchos quienes apresuradamente marcharon a sufragar el 11 de marzo por la extrema derecha, a la que consideraban como la única salida que tendría esta patria para escapar a semejante cataclismo.
En sus pesadillas, los colombianos, solo veían góndolas de supermercados exhaustas o canecas de basuras en las aceras de los restaurantes para mitigar el hambre que nos amenazaba. La sombras de Maduro, y de Petro, a quien graduaron de pupilo, aumentaban la incertidumbre de una población polarizada y sin horizonte cierto.
Los candidatos más opcionados y serios buscaban la manera de ubicarse en el centro, antes que rodar hacia la difamada izquierda. Muchos compatriotas han superado el bochorno que tradicionalmente ocasionaba admitir públicamente pertenecer a la derecha; salieron del armario y lo pregonaron, ante los peligros de convertirnos en una Venezuela.
El derrotero que ha seguido la política y la derechización fortalece al uribismo y ha arrastrado hasta a Vargas Lleras, descendiente de una de las más reconocidas dinastías liberales. Se ha propagado la idea de que fuera de esa arista, nadie podrá ganar la presidencia.
El expresidente Uribe intenta ensordecer a los electores con sus cantos de sirena con los que embruja y enajena incluso a jóvenes de la talla de Iván Duque.
Duque reitera con firmeza que no será títere del senador, mientras Uribe insiste en marcar territorio. Con osadas posiciones gradúa a su patrocinado de subalterno.
La primera decisión la tomará Uribe el propio martes 7 de agosto a las 4 de la tarde: será el más rudo golpe que se haya aplicado a la libertad de expresión en Colombia, tras la dictadura de Rojas. La primera víctima será el Canal Uno y su informativo Noticias Uno. El colega Daniel Coronell, se unirá a los sacrificados del castrochavismo uribista, que brotará en el octavo mes del 2018. Pero no serán los únicos, porque otros valientes medios y colegas están en lista. Ya fueron víctimas de chuzadas, persecuciones y calumnias de quien aspira a gobernarnos en cuerpo ajeno.
Es una lástima que un brillante joven caiga en las garras de la venganza de quien no se resiste a ingresar al “Club de los expresidentes”. Uribe ha tomado por costumbre quemar un Iván cada cuatro años. En esta ocasión quiere ir por Duque. Pero si este gana y no obedece, recibirá el galardón de traidor.
Entre tanto, la prensa, los periodistas y el país entero hemos recibido la perentoria notificación, por ahora a través de un twitter, porque en la mente del exmandatario retumba la marcha de la venganza, el desquite, la revancha y el ajuste.
Vale recordar hoy al demócrata expresidente Belisario Betancur: “prefiero una prensa desbordada a una prensa amordazada”. ¡Qué diferencia con un castrochavismo de derecha!
BLANCO: La actual bonanza petrolera.
NEGRO: En Perú hay renuncias, en Colombia denuncias.
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