Dos años después del peor momento y cuando pareciera que todo ha regresado a la normalidad, nuestro país inició el proceso de decir adiós a la pandemia. La eliminación de la obligación del tapabocas en lugares abiertos y ciertos lugares cerrados en varias ciudades del país, hace ilusionar al ciudadano del común, con que el inicio de una nueva etapa de vida y similar a la anterior del 2020 está más cerca.
Atrás quedaron medidas drásticas como toma de temperatura, tapetes anticovid, gel y alcohol presente en las entradas de muchos establecimientos, prohibiciones de aglomeraciones y espectáculos públicos, acompañadas con la nueva eliminación, el tapabocas, bioelemento de seguridad que nos acompañó en todas sus formas y colores por tantos días. Incluso las formas de ocio han cambiado, prueba de ello son los malos números de Netflix y la reactivación exitosa de espectáculos públicos.
Quedaron también en el pasado y para el triste recuerdo comportamientos humanos despreciables como las amenazas a los profesionales del sector salud y la especulación en alimentos y otros productos básicos necesarios en su momento para todos los ciudadanos, ni que decir de las ventajas que se utilizaron para ser los primeros vacunados. El oportunismo político en la desgracia no ha pasado desafortunadamente, simplemente como lo ha hecho siempre, mutó.
Las vacunas son un éxito y las cifras nos lo demuestran. Con ellas se disminuyó la velocidad del contagio y por supuesto la de mortalidad. Cuantas vidas se han salvado a partir del proceso de vacunación: muchas. Solo con revisar las cifras de comportamiento de muertes diarias antes y después del inicio de la vacunación en el país nos damos cuenta, y los temores de los que defendían teorías conspiracionistas son sólo un pésimo chiste. 140.000 mil muertes ha sido nuestro aporte trágico a la pandemia, sin embargo, la cifra diaria ha caído a promedios de menos de cinco casos diarios en los últimos días, la cual la pone muy por debajo de otras causas en nuestro país, demostrando el éxito en la vacunación.
Con las últimas medidas adoptadas y que se empiezan a generalizar esta semana, podríamos decir que la pandemia es más pasado que presente. Este avance no es más que una demostración que las vacunas funcionaron y el gobierno fue rápido en su consecución y aplicación. Hoy son millones de colombianos los que se encuentran protegidos y que de forma tranquila volvieron a realizar las actividades y labores necesarias no solo para recibir su sustento si no para lograr su tranquilidad. De la mano a estos vacunados, la nueva inmunidad de rebaño alcanzada, hace que tengamos un respiro en este momento.
Entonces, mientras aparezca una nueva mutación o desaparezcan los efectos de las vacunas que hasta ahora tenemos, podemos seguir nuestras vidas tranquilos, ¿Cuánto durará? Eso si es algo que no sabemos, pues la ciencia avanza, pero el virus no se ha ido y simplemente está en gran parte controlado.