Que Colombia tienes perfiles turísticos envidiables es una gran verdad y no hace falta un inventario para conocer las riquezas del país. Por lo tanto siento que estamos en mora de explotar ese caudal y prodigalidad que nos puede posicionar mundialmente como país turístico.
Si se me permite evocar tiempos pasados, quisiera recordar la Corporación Nacional de Turismo, entidad que por los años setenta administró el tema, imprimiendo dinamismo y diligencia en el sector turístico. Fueron muchas las campañas adelantadas buscando incentivar la visita de extranjeros y la motivación del turista domestico, término utilizado para identificar los nacionales, que atraídos por las cruzadas decidieron conocer nuestras bellezas, antes que viajar al exterior. El impulso que la Corporación imprimió en Colombia motivó la creación de secretarías del ramo en diferentes municipios, especialmente aquellos con lugares atractivos a visitantes, oficinas éstas que coordinaban con la Corporación para engranar planes y programas direccionados a lograr una continuidad en eventos, al igual que la preservación de una política encaminada a la seguridad y satisfacción de los visitantes. Así se vivió un periodo importante y el país abrió espacios en el mundo. Para la época las estadísticas mostraban un incremento en turistas bastante motivador y trascendente ¿Por qué no remover esas experiencias tomando lo aplicable en estos días y aprovechar el conocimiento de personas que ya trasegaron ese camino tan benéfico para el país?
Otra doctrina de valor para los directivos de la época fue la capacitación, formación y motivación del recurso humano que laboraba en agencias de viajes, hoteles, restaurantes, bares y demás puntos de atracción, entre los que se cuentan sitios históricos, paisajes exóticos, lugares emblemáticos, donde personas habilitadas y conocedoras orientaban, acompañaban y encausaban a todo visitante. Creo que fue un buen momento para la historia turística del país, susceptible de retomar con los ajustes, adelantos y tecnología del momento.
Hoy como en esa época, la seguridad era parte integral del programa, para lo cual se creó la Policía de Turismo, tratándose de una especialidad compuesta por hombres profesionalmente escogidos, a quienes se les impartió una instrucción y formación acorde a las necesidades del servicio. Fue así como en El Dorado se contaba con policías bilingües, formados en un programa especial, diseñado y liderado por la Corporación, agentes que con el tiempo fueron cubriendo todos los aeropuertos internacionales. Los hoteles también se apoyaban con el servicio permanente de policías bilingües, sin olvidar las agencias dedicadas a visitas guiadas en lugares turísticos, que disponían del acompañamiento institucional para seguridad y tranquilidad de los viajeros. Hasta comisarias para recibir denuncias por percances a extranjeros existieron en los lugares más visitados. Me haría interminable con la experiencia del país sobre el tema. Recordemos que con buena atención, comodidad y seguridad, el futuro turístico de Colombia está garantizado.