Las competencias socioemocionales en educación, son “el conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que permiten identificar nuestras emociones, regularlas, conocernos, valorarnos, relacionarnos de manera armónica y construir vías de bienestar y felicidad”, según educadores como Juan Sebastián Hoyos Montes, rector del Colegio Tilatá.
Esas competencias socioemocionales en educación, para el Banco Mundial, por su parte, incluyen no solo el desarrollo de procesos cognitivos o mentales “sino también áreas afectivas como la conciencia y gestión emocional, de relacionamiento con otros y de proyección hacia la sociedad. Así, les permiten a las personas conocerse mejor a sí mismas, manejar sus emociones, trazarse metas y avanzar hacia ellas, construir mejores relaciones con los demás, tomar decisiones responsables en su vida, disminuir la agresión y aumentar la satisfacción con su vida”.
Ante la crisis mental de educadores y educandos luego de la pandemia, trabajar las competencias socioemocionales sirve para fortalecer el rendimiento académico y, junto con las competencias ciudadanas, que también son evaluables en las pruebas Saber, permiten, en gran medida alejar a los jóvenes de las conductas de riesgo individuales y grupales y, deben trabajarse en varios contextos.
En primer lugar, hay dos competencias generales, Autoconciencia y Autorregulación. En la primera, deben trabajarse Autopercepción (Entender cómo otras personas pueden influir en las decisiones que tomo), Autoeficacia (Enfrentar los desafíos académicos sabiendo que me haré más inteligente al superarlos) y, Reconocimiento de las Emociones (Prestar atención a cómo mi mente y cuerpo reaccionan ante una emoción). En la segunda, es decir en la Autorregulación, están el Manejo de emociones (escuchando mi voz interior), Postergación de la gratificación (Renunciar a gratificaciones inmediatas para lograr metas mayores después) y, la Tolerancia a la frustración (Parar la cadena emocional negativa que se desata con la frustración).
Sin trabajar esos aspectos, no se puede trabajar con y hacia los demás y, mucho menos con nuestros propios desafíos, donde la determinación y, la toma responsable de decisiones, nos llevan a la Motivación de logro (Usar la mentalidad de crecimiento para alimentar mi motivación), la Perseverancia (Prepararse para enfrentar los retos que supone terminar la secundaria), Manejo del estrés (Identificar estresores pequeños y grandes y las estrategias para afrontarlos), Pensamiento creativo (Imaginar explicaciones nuevas, diferentes y únicas), Pensamiento crítico (Identificar y cuestionar lo que hacen los demás y tomar decisiones propias) y, Responsabilidad (Reconocer cuando se causa daño a alguien y esforzase por reparar el daño), según lo señalan Mejía y otros expertos peruanos sobre el tema.
Aún estamos lejos, debido a la pandemia, en lograr que las competencias socioemocionales permitan incluir, no solo el desarrollo de procesos cognitivos o mentales sino también áreas afectivas como la conciencia y gestión emocional, de relacionamiento con otros y de proyección hacia la sociedad.
A partir de nuestro quehacer pedagógico, tanto en primera infancia, niñez, adolescencia, juventud y edad adulta, de acuerdo con nuestros estudiantes, nuestras emociones deben ser fortalecidas en la convivencia y la búsqueda de espacios felices para el desarrollo de la formación.