El nuevo oficio del excanciller Leyva lo ha llevado a formular una recomendación insólita; una constituyente sui generis, convocada a instancias de los Acuerdos de Paz con las Farc de 2016, que dice no se han cumplido, con la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU, sin pasar por el Congreso y con la finalidad primordial de crear otra alta Corte de Justicia en Colombia, para someter a todos los actores de la violencia colombiana, disidencias, narcotraficantes, etc., a fin de lograr la “paz total”.
Según la delirante propuesta, no se llevaría la iniciativa al Congreso de la República para que por ley se convoque la constituyente, como manda la actual Constitución; se prescindiría del trámite actualmente vigente, amparado en una serie de confusas justificaciones, que van desde los compromisos del Presidente con hacer cumplir los mencionados acuerdos, los depósitos de los acuerdos con las Farc en las Naciones Unidas y en el hecho de que estos ya han sido incumplidos.
La propuesta es a todas luces descabellada; en primer lugar, se ampara en los Acuerdos con las Farc para cobijar actores del conflicto que no fueron parte de los acuerdos o que no están cobijados por ellos por haberlos desdeñado y para crearles un tribunal que los acoja, seguramente con beneficios extraordinarios.
Pero, además, implica la propuesta un golpe a la actual Constitución, pues prescinde del procedimiento que ella señala para la convocatoria a una constituyente y al mismo Congreso, pues lo sustrae del procedimiento. Como si fuera poco, pretende darle otro zarpazo a la democracia, cercenando las competencias de la justicia ordinaria. Seguramente a esa nueva corte pasarían los expedientes de toda la delincuencia organizada para que se aplique justicia transicional, con penas que serían un saludo a la bandera, so pretexto de la “paz total”.
Pero el mayor sacrificio de la propuesta es el de nuestra soberanía nacional. Nos preguntamos ¿de cuando acá, el Consejo de Seguridad de la ONU por resolución puede soportar la convocatoria a una constituyente de un país soberano?; le da a atribuciones al organismo multilateral que no tiene y somete a sus resoluciones nuestra institucionalidad. La propuesta contiene una clara claudicación de nuestra soberanía. Definitivamente, hacia menos daño de canciller que ahora de consejero.
Tan imposible es de llevar a la práctica la nueva propuesta de constituyente, que más bien pareciera encaminada a ser el gran distractivo de los hechos de corrupción que se han conocido recientemente en el país, que enlodan a funcionarios del Gobierno y del Congreso, así como todas las sombras que existen sobre la financiación de la campaña presidencial. Definitivamente, el Presidente sigue poniendo la agenda temática en el país y todos los líderes salen a su encuentro.
Ahora, tarde que temprano, en los escenarios que plantea la propuesta, llegaría el momento en que el Presidente tiene que convocar por decreto a la Constituyente. Ese acto de convocatoria estaría sujeto a los controles en el Estado de Derecho que aún tenemos y hasta ahí llegaría el delirio del excanciller.