“La falta de democracia aumenta el desorden partidista”
Se le vino el mundo encima al liberalismo por haber realizado una consulta para escoger su candidato a la Presidencia para el período 2018-2022, durante la cual se eligió al ex vicepresidente y eficiente negociador de paz, Humberto de La Calle.
Este evento electoral tuvo un costo de 40.000 millones de pesos que fueron aportados por el Estado. Para los críticos fue un platal con el que se habrían podido construir escuelas, suministrar raciones a los niños, ayudar a los damnificados por el invierno y mil cosas más. Eludieron cuantificar el número de escuelas, raciones o ayudas, tampoco advirtieron que en ese monto estaban incluidas las consultas del uribismo y el conservatismo, partidos que a última hora, y cuando era imposible modificar las cosas, sacaron el bulto.
Se acudió a la posverdad y a las noticias falsas para minimizar el número de votos depositados y criticar la poca presencia de electores. Fue realmente la más baja presencia de liberales en las urnas, porque que a esta consulta solo podía acudir la población citadina, la urbana. En la región rural no hubo mesas. Los campesinos liberales no pudieron votar.
A los liberales les ha llovido palo de todas partes. El garrote se ha utilizado hasta para combatir la paz que con tanto trabajo ha logrado cristalizar el candidato liberal De la Calle.
Los de siempre han atiborrado los diferentes medios de comunicación y las redes sociales para pescar en ese rio revuelto. Los peces gordos de la corrupción hábilmente se han mezclado con los pescadores de votos de las diferentes corrientes políticas.
Entre tanto, y ahora con mayor ímpetu, enjambres de empleados oficiales se dedican por estas épocas a buscar firmas para cumplir con los requisitos que la ley exige a los candidatos para la inscripción.
Sobre esa utilización de los dineros del Estado, de nuestros impuestos para pagar los funcionarios que por estas calendas deambulan por campos, pueblos y ciudades, buscando rúbricas, nada se dice. Eso no se ve. El silencio impera. Ese dinero no deja rastro. Con ese no se construyen escuelas.
La democrática manera de escoger los representantes de los partidos y movimientos se va convirtiendo en exótica figura, mientras se deposita todo el poder en una sola figura o camarilla, que actúa, ordena, decide, orienta o desorienta.
Los inconformes deben guardar silencio y abstenerse de expresar la menor observación.
Cuando no hay consulta, los candidatos salen del bolígrafo del supremo ordenador, o de quienes se inventan encuestas o rifas amañadas.
Esa falta de democracia aumenta el desorden partidista, porque aparecen grupos nómadas y errantes sin principios políticos que buscan mejores ofertas y se van sin siquiera despedirse de su anterior patrón.
Por lo pronto, el Centro Democrático, escogió las encuestas -sin Zuluaga, Ordóñez ni Marta Lucía- y los demás recogen firmas, métodos que no dejan huellas. Adios democracia.
BLANCO: La excelente presencia de Colombia en los Juegos Bolivarianos. Oro por montones.
NEGRO: El ausentismo en el Congreso.
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