Los permanentes esfuerzos de las autoridades y, en especial de la policía por lograr una traza que acerque los habitantes y la institución a grupos sociales ha sido titánica, pues se han desarrollado programas especiales con ese fin: la policía comunitaria, el programa CAI, la vigilancia por cuadrantes, los frentes de seguridad. En fin, son muchas las estrategias que buscan armonizar una organización, para proveer esa estrategia que disuada con su talante a todo tipo de delincuencia presente en las ciudades, atentando contra la propiedad, el orden, la moral y paz del sector.
Estos programas no han desaparecido; por el contrario se vienen complementando y acoplado para potenciar los resultados, son trabajos muy duros por la apatía que en varias zonas presentan los habitantes, pero la constancia y compromiso de los componentes policiales está logrando, acompañados de la tecnología, -que en un principio estuvo ausente de los eventos-, resultados alentadores. Es por ello que desde esta columna queremos invitar a la ciudadanía en general a escuchar los llamados de la institución y organizar estos grupos que con su presencia desaniman cualquier interés delictivo en su contra.
Nos arriesgamos a recordar algunas actividades que motivan y fraternizan las comunidades. Como acuerdos para proteger la tranquilidad del vecindario, manteniendo respeto fraternal con los vecinos, evitando actividades que puedan generar inseguridad o malestar en el entorno, situaciones que se catalizan con información previa a fin de evitar sorprender los habitantes.
La solidaridad con los mayores es un bien común de la colectividad, grupos sociales que veneran, respetan y apoyan a los discapacitados y personas de la tercera edad. Están construyendo una solidaridad ejemplar, a más de respetada, y si de seguridad se trata, estas personas pueden brindar una ayuda permanente a la organización, darles oportunidad de colaborar en trabajos a favor del programa, será una ganancia estratégica.
Otra herramienta muy importante, o tal vez la de mayor valor, es el conocimiento entre los vecinos. El acercamiento se logra cuando rompemos las barreras de la distancia y la manera más fácil de lograrlo la soporta el diálogo. Es en este escenario donde juegan papel preponderante los miembros policiales, por ser los encargados de facilitar encuentros amistosos y coloquiales, donde se van tejiendo los compromisos para bien de la comunidad, saber quién es su vecino, cuál su ocupación o profesión, a más de la conformación familiar. Ello permite lograr una empatía que conduzca a fraternidad y amistad generosa e incondicional.
Los aspectos someramente tratados en los puntos anteriores contienen un alto componente de compromiso en seguridad; la fortaleza que conlleva la organización de un grupo social es incalculable, pues convierte los equipos en fuentes inexpugnables, haciendo conocer su existencia por la delincuencia, obligándola a tomar distancia de estas organizaciones cívico policiales.