Juicio precipitado siempre será errado. El político contra el presidente de los Estados Unidos acusado por la Cámara de Representantes de haber indagado fuera de lugar al primer mandatario de Ucrania sobre las actividades de Joe Biden y su hijo en ese país, con la retención de cerca de cuatrocientos millones de dólares aprobados por el Congreso de ayuda militar a esa Nación, es factible que haya constituido intromisión irregular, pero el señor Trump cuenta en el Senado con el número suficiente de votos para obtener la absolución y cuando ello ocurra disminuirá la posibilidad de que se empantane su reelección. Él dice: “Nada de malo tenían mis preguntas, muestran mi interés opuesto a la corrupción.”
Existen argumentos de peso que planteados con lógica harían mella diferentes a los dimes y diretes entre Trump y el presidente de Ucrania, Voldemir Zelenski, ambos expertos en espectáculos. Complejo mover el ánimo de los votantes si el Senado confirma su apoyo y desecha los cargos. Provocar y entretener ha sido constante en la vida del director de “El Aprendiz”, su programa estrella de la televisión; las razones por las cuales adopta decisiones son controversiales, cambia con frecuencia de parecer, niega el cambio climático, insiste en la construcción del muro en la frontera con México es impredecible. Sin embargo conserva popularidad, se apoya en la opinión pública a pesar de sus frecuentes discrepancias con medios de comunicación. Hueso difícil de roer, competidores dentro del partido republicano siguen sin aparecer y los demócratas se encuentran lejos de encontrar un nombre idóneo para enfrentarlo.
En los Estados Unidos el presidente tiene atribuciones de jefe de Estado y de Gobierno; hay tres ramas del poder público, ejecutiva, legislativa y judicial, el Congreso es bicameral, el Senado posee cien escaños, con dos miembros por Estado y la Cámara tiene cuatrocientos treinta y cinco escaños y sus miembros son elegidos para periodos de dos años. El periodo presidencial del señor Trump, 45 mandatario en la historia de la Nación, vence en enero del 2021 y sus probabilidades de repetir son indiscutibles. América Latina no es prioritaria en la campaña, pero el voto latino pesa dentro de una sociedad cosmopolita.
En tres ocasiones a través de su historia se han configurado juicios y solicitado la destitución del presidente: hace mucho tiempo Andrew Jhonson se salvó por un voto, Richard Nixon quien seguramente hubiese sido apartado del cargo por las chuzadas a los demócratas en Watergate prefirió renunciar y no someterse a juicio y, en 1999, Bill Clinton sindicado de perjurio y de obstrucción de la justicia aún cuando había reconocido su relación con Mónica Lewinsky fue absuelto.
El show continúa, las encuestas indican que los norteamericanos no esperan la destitución. ¿Hasta dónde le asiste razón al presidente Trump al afirmar que los demócratas hacen el ridículo? Confiemos en que vengan tiempos mejores para los Estados Unidos y el mundo.