Cuba libre | El Nuevo Siglo
Sábado, 17 de Julio de 2021

La orden del gobernante de Cuba, Miguel Díaz-Canel, que hizo por los medios de comunicación al partido comunista y sus subordinados de los cuerpos militares y de seguridad, de reprimir a los civiles inermes, airados y desnutridos que protestaban en las calles de las ciudades de la isla, se ha cumplido con sangrientos resultados. Las gentes han sido golpeadas en las manifestaciones y seguidos a sus casas, en algunos casos para detenerlos y otros para dispararles, sin importar su edad ni sexo. Se trata de reprimir y amedrentar a los que protestan.

La salida popular que se facilitó por la convergencia de información en las redes y los móviles sorprendió al régimen y al mundo, en particular por la imagen del supuesto e invencible conformismo y derrumbe moral de las nuevas generaciones de cubanos que no tienen noción de la libertad democrática, puesto que la gran mayoría han nacido bajo el sistema comunista de dictadura. 

Por desgracia, parte historia de Cuba en el siglo XX y el XXI se reduce a la sucesión de ominosas dictaduras, la corrupción política y la quiebra de los intentos democráticos, las dificultades en la conflictiva y desigual relación con Estados Unidos, el asalto al cuartel Moncada, el exilio y el retorno de Fidel Castro, convertido comandante de milicianos, con los cuales, mediante las armas y la presión política y diplomática internacional, consiguen el poder. Fidel Castro y el Che, inicialmente, se muestran como campeones de la libertad, en tanto preparaban establecer la dictadura.

Cuba es convertida en símbolo del romanticismo revolucionario a nivel mundial. La Habana exporta la revolución y en Colombia el Frente Nacional que había terminado con la violencia liberal-conservadora, sufre la embestida brutal y sangrienta de la revolución comunista en los campos. Estados Unidos prepara el asalto armado a Cuba, que le permite a Fidel Castro emboscar a los héroes del exilio. Es cuando viene la Jugada maestra de la diplomacia de la Unión Soviética de dejar ver unos misiles en los barcos que se desplazaban a Cuba, lo que condujo a la amenaza de guerra mundial y la posterior negociación entre John Kennedy y Moscú, lo que determinó que los soviéticos retiraran los misiles a cambio de que Estados Unidos no invadiera a Cuba y tolerara su existencia a pocas millas de sus playas de un régimen comunista. Y en eso seguimos. 

En nuestra región se habló mucho del paraíso comunista en Cuba, los estudiantes y milicianos solían exaltar el modelo castrista hasta que se derrumba la economía, se gastan los fondos de la banca estatal y se desata la persecución contra el sector privado y los propietarios de tierra y viviendas, que son expropiados. Unos cuantos funcionarios del partido comunista se enriquecen, como los comandantes y sus cómplices, mientras en la isla que había conocido diversos malos gobiernos y nunca la escasez de alimentos, llega como una plaga la hambruna y la frustración colectiva. Aun así, la izquierda mundial siguió exaltando a Fidel como el héroe de la libertad y la justicia, que ironía. 

 Sin la ayuda de Cuba y de Nicaragua y otros terceros países, las Farc no habrían podido enfrentar militarmente a los distintos gobiernos colombianos. Y sin la colaboración de los comunistas de otras partes del mundo, como de España, con el camarada Santiago en “la negociación de paz” en La Habana, no habrían logrado la armadura de garantías y tribunales especiales, ni el perdón y ayuda que acordaron.  En La Habana se perdió más de la soberanía nacional que en medio siglo de lucha armada. Más Colombia no escarmienta, sigue la debilidad frente a los agitadores, si los encargados de la política leyeran no digo que los libros de historia, ni de geopolítica, sino una prosa exquisita como la de André Malraux, en La Condición Humana, entendería que vivimos un proceso revolucionario de guerra civil. En China se organizaban marchas, se bloqueaban carreteras y puertos, se efectuaban atentados, se amenazaba a los empresarios y agricultores, se desprestigiaba a los funcionarios oficiales, se estimulaba a los estudiantes y obreros a ir al paro. Y la revolución de Mao se hizo mediante la gran marcha. ¿Y cuál fue la gasolina que emplearon para incendiar a la milenaria China? Denunciar la corrupción y fomentar la anarquía.