Había dicho en la columna anterior que la continuidad de las políticas antinarcóticas pasan por la erradicación, que debe traducirse en sustitución, y para que sea estable, debe darle al campesino ingresos similares a los de la coca.
Sin embargo, esto rara vez ocurre. Los mercados a los que aspiramos llegar pagan mal los productos agrícolas. Hay alternativas interesantes capaces de competir en ingresos con la coca, pero este es un gran reto.
Los campesinos que tienen cultivos ilícitos no producen el clorhidrato de cocaína, el paquete blanco que se ve en las incautaciones. Su única labor en ese mercado ilegal es vender las hojas raspadas de las plantas de coca; de ahí el llamado nombre de “raspachines”.
Estos campesinos por hectárea recolectan 130 arrobas de hoja fresca cada 45 días. Por cada arroba de hoja le dan al campesino 50 mil pesos, donde 35 mil pesos son por jornales, y fertilizantes. Su ganancia es de 15 mil pesos por arroba. En un año, un “raspachin” recibe $52,7 millones, de los cuales descuenta $36,9 millones por costos. Un ingreso de 1,3 millones de pesos mensuales.
No cualquier cultivo puede competir.
En Corinto, Cauca, el aguacate Hass ha sido muy exitoso. El rendimiento es de 8.000 kilos por hectárea. Cada kilo en el mercado nacional es vendido entre 1.500 y 2.000 pesos, y para exportación por encima de los 3.000 pesos. Un excocalero del municipio se cambió a producir aguacates y recibe ingresos por hectárea mensuales de 1,7 millones de pesos. Gasta 700.000 pesos en costos. 1 millón de pesos de utilidad. Con 3 hectáreas, son 3 millones mensuales libres. Un resultado competitivo con los ingresos de hoja de coca. El reto está en que se logre la calidad de exportación, y no suceda que parte de la cosecha se considere de “segunda”, y tenga mal precio.
Otro ejemplo de éxito es la producción de cacao. A diferencia del café, donde las utilidades están en las especialidades; en los últimos años han aparecido los “clones”. Estos sirven desde producción de alcohol hasta para productos farmacéuticos. Para venderlo se necesita cosechar, desgranar, fermentar y segmentar. Una hectárea produce 4.000 kilogramos al año. El precio del kilo está en 7.500 pesos. Al año los costos son de 3,5 millones por hectárea.
En el norte de Cauca se creó un centro de acopio para la producción de clones. Este centro compra la baba del cacao por 9.500 pesos por kilo. Un cacaotero puede tener una utilidad mensual de 2,2 millones de pesos. Más de un salario mínimo legal vigente adicional que la producción de hoja de cocaína. El reto en ese caso es el “cadmio”, un elemento que es considerado nocivo para la salud, y que limita la exportación.
Sin embargo, sobreviene el reto económico de adecuación de las tierras. En el caso del aguacate Hass, la inversión inicial es de 15 millones de pesos por hectárea, en el cacao de 10 millones. En los dos casos se requiere tres años para que se empiece a producir.
El programa de sustitución de cultivos debe ayudar al campesino en su inversión inicial, y el monitoreo durante la producción; y luego garantizar los mercados para que los precios se mantengan. Sin ello, la estabilidad de las políticas es muy limitada.