De Buena a “Malaventura” | El Nuevo Siglo
Jueves, 18 de Marzo de 2021

Germán Vargas, uno de los hombres mejor informados de este país, en pasada columna de El Tiempo que tituló “Buenaventura, ciudad fallida” hace tan graves aseveraciones que una vez terminada su lectura, nuestra conclusión es: tiene más futuro la República Democrática del Congo, pues en nuestro medio el desarrollo económico está llamado a flaquear por la intransigencia de las comunidades (indígenas, negras, afrocolombianas, raizales, palenqueras y cíngaros - rom) y porque las consultas étnicas no dejan trabajar, como ocurre con la vía Mulaló-Loboguerrero, o como ocurrió con la línea de trasmisión eléctrica, pues apenas se conoció el proyecto se le metieron más de mil asentamientos ilegales para cobrar derechos de servidumbre -extorsión pura- y lo propio ocurrió con la profundización del puerto, con la remodelación del aeropuerto, con la red férrea de la línea del Pacífico, todo lo cual ha causado un desangre que en esa sola columna de tinta asciende a la astronómica suma de 2, 4 billones de pesos, más cerca de 200 millones de dólares.

Y la corrupción le mete más sal al astillero (desde el 2007 van certificados cuatro alcaldes y más de un centenar de funcionarios públicos encartados con la justicia, hasta se inventan el pago de alumnos y pupitres fantasmas, sin contar algunas familias que deAmbuilan por ahí, saqueando el puerto) y con todo este negro panorama no saldremos nunca del subdesarrollo y nos da pesar, porque la miseria cada vez mostrará más sus dientes blancos y afilados y después las “comunidades” le echan la culpa al gobierno de turno e invocan la manida frase de “no hay presencia del Estado”, pero resulta que cuando el señor Estado intenta hacer presencia lo sacan a machete, como en el Cauca y en Nariño y se pierde todo el impulso. Entre el accionar malicioso e indebido de las comunidades, la corrupción y el narcotráfico están extendidos los alambres de púas que rodean la pobreza y así será, per saecula saeculorum. Qué triste que haya que militarizar carreteras para poner hacer construcciones o un pueblo para que mermen el sicariato y las casas de pique.

Con relación al tema indígena, el asunto es bien complejo, pues el marco jurídico garantista estampado en la Constitución del 91 (art. 246) facultó a las autoridades aborígenes para ejercer funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial, de conformidad con sus propias normas y procedimientos, aunque tienen una talanquera que, por lo general, les resbala: “siempre que (tales) no sean contrarios a la Constitución y leyes de la República” y se dan el lujo, como ocurrió por cuenta de la guardia indígena de un Resguardo en el Carmen de Atrato, Chocó, de secuestrar y amarrar a 9 militares (y un perro) de la Fuerza de Tarea Titán; pero el hecho de que sean “Ley” no significa que puedan secuestrar soldados, so pretexto de la “recuperación y liberación de la madre tierra” y de la “reivindicación de derechos ancestrales”. 

Post-it. Admirable la gestión de Rubén Darío Lizarralde, exministro de Agricultura, gerente liquidador de Bioenergy, rescatando una empresa productora de etanol y energía de biomasa, hija repudiada por Ecopetrol.