De ciertas damas | El Nuevo Siglo
Sábado, 22 de Febrero de 2020

El presidente Carlos Lleras Restrepo publica su obra: “De ciertas damas” para referirse a la vida de mujeres minuciosamente seleccionadas, de las que cuenta cómo se abrieron camino por la vida, incluso a costa de la vida misma. En los relatos cuenta como estas damas se las ingenian para cambiar su situación y ganar espacio en la sociedad.

Pasan los años y aparecen otras damas, nefastas para nuestro país, orgullo para Venezuela.

Recordemos a Piedad Córdoba, aliada incondicional del presidente Chávez, nunca escuchamos a la esposa legítima de Chávez, pero las palabras de Piedad Córdoba eran conocidas por todo el continente, para cualquier observador eran los pronunciamientos de una primera dama.

El corazón de Piedad se quedó en Venezuela, su entrega total al chavismo la hace pública al poderoso Diosdado Cabello: “a este lo quiero como un putas”, y agrega sobre Maduro: “Nicolás es mi hermano, y es mi hermano espiritual además”, así lo expresó en la celebración del XXV Foro de Sao Paulo.

Siguiendo los pasos de Piedad Córdoba, surge una nueva dama, Aída Merlano, joven inteligente y destacada líder que se deja seducir fácilmente por los brazos de la corrupción.

Monta rápidamente una empresa al margen de la ley de compra de votos, con el respaldo de experimentados financiadores, logrando una curul en el Congreso de la República, caracterizándose principalmente por ser experta en contestar a lista y retirarse del recinto sin presentar ningún proyecto que dignifique su paso por la rama legislativa.

Con su figura encantadora, continua con los propósitos de incrementar su poder, ya que cuenta con el apoyo de los clanes más corruptos del país. Pero su ambición sin límites hizo que fuera descubierta y llevada a prisión rápidamente.

Los cerebros de la corrupción no la abandonan, aprovechando su astucia logra fugarse, cuando asistía a una cita odontológica en la cual se le iba a mejorar su sonrisa, un tratamiento que le permitiría burlarse de la justicia.

Igual que Piedad Córdoba, Aída Merlano termina entregándole su corazón a Nicolás Maduro.

Aída sabe perfectamente que sus lágrimas y sus declaraciones lograrán conmover a Maduro, perfecta actuación para obtener el asilo y el desprestigio de las instituciones jurídicas del Estado colombiano. 

El régimen dictatorial le da la bienvenida a la bella dama, brindándole las mejores comodidades en El Helicoide, lujos que no se le dan a otros prisioneros, que son torturados despiadadamente.

Aída Merlano acude ante un juez de la república bolivariana, muy elegante y bella, diríamos que se sentía desfilando en una pasarela para recibir los aplausos de los asistentes.

Podemos concluir que Aída Merlano conquistó el poder en Colombia, pero su ambición la llevó a un abismo del cual es rescatada por el régimen dictatorial.

Podríamos preguntar: ¿en un futuro cuál de estas dos damas será coronada como la gran emperadora de la dictadura chavista?

Piedad Córdoba defiende el régimen, Aída Merlano fortalece el discurso de Maduro, corrigiéndole sus “imbecilidades” cuando critica a Colombia y a su clase política.