Cada semana supera la anterior en las sorpresas que recibimos los colombianos por cuenta del anuncio de las políticas públicas del gobierno.
Lo que faltaba vientos de corrupción en la casa de lo incorruptible. El exviceministro de la Defensa que comenzó a trabajar con el actual gobierno, reveló la ocurrencia de una serie de posibles actos de corrupción durante su estadía en el cargo. En la entrevista concedida a la revista Semana informa de como recibió presiones para la compra de unos helicópteros, al punto que le dijeron que era orden de la primera dama.
Las denuncias salpican también al clan Benedetti que vuelve y juega, esta vez con compras de armamentos militares en que podrían estar interesados algunos miembros de la familia. La respuesta del ministro de la Defensa es que el exviceministro está dolido por su salida, dando a entender que todo es producto de la congoja que sufre el exfuncionario por la nostalgia del poder, tratando de desacreditar sus denuncias.
Las declaraciones del exviceministro provocaron la intervención tanto de la Fiscalía como de la Procuraduría. Ojalá que las investigaciones tengan un buen suceso y podamos los colombianos conocer la verdad de todo ese escándalo.
Pero si por el Ministerio de Defensa llueve, en el de Agricultura no escampa. El escándalo en esta cartera lo armó la ministra con el anuncio de un proyectado decreto donde se hace un “llamado a la movilización y organización campesina”, con fundamento en el artículo segundo de la Constitución, para facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan. Para muchos opositores del gobierno no es más que una apología a la protesta; de paso, un estímulo a la invasión de tierras y el comienzo de la implementación de la estrategia aprobada en el foro de Sao Pablo, que ya fue instrumentada en Venezuela. Según estos, se trata de una maniobra política y el gobierno estaría jugando con candela.
Por el Ministerio de Justicia resuena sonoro otro revolcón. El cambio en la política antidrogas del gobierno tampoco se hizo esperar, se anunció con bombos y platillos; con visita a Washington incluida por parte de una copiosa comisión gubernamental que tratará de convencer a los gringos de que nunca han tenido la razón en el manejo del problema; que el secreto para una política eficaz lo teníamos nosotros muy guardado y apenas lo vamos a implementar.
Sigue la erradicación forzosa para la producción industrial y comienza la voluntaria en la artesanal. Veintiún billones de pesos valdrá la implementación del plan. ¿Será que son capaces de convencer al tío Sam del know how criollo para terminar con el narcotráfico? A lo mejor; pareciera que puede haber receptividad a la propuesta colombiana. Amanecerá y veremos.
Mientras todo esto ocurre, la vicepresidenta nos insta a que todos aprendamos a hablar suajili, uno de los idiomas de África. Todo indica que la nueva política pública no es con el inglés, sino con el suajili. Vamos bien.