Uno de los mayores valores de la Constitución Política de 1991 es su carácter democrático, a partir del cual se abre la compuerta a la participación de toda la ciudadanía para que haga parte de las decisiones de interés colectivo. El más importante de estos mecanismos es el voto de elección popular. Es una decisión que hoy más que nunca determina el rumbo del país.
Precisamente, en dos semanas, tendremos la posibilidad de ejercer el derecho a decidir quiénes son las personas que van a conformar el nuevo Congreso de la República. Por eso, de ninguna manera, podemos perder esta cita crucial con la democracia.
Alto es el descontento, por parte de la opinión pública, sobre la conformación y los resultados de la gestión del Honorable Congreso de la República. Algunos señalan que éste no nos representa, otros critican su gestión y otros tantos también su ausentismo. Pues, bien, es hora de que cambiemos la cara del Congreso, no esperando a que éste se transforme a partir de la indignación, sino a partir de nuestra acción decidida en la urnas, con un voto estudiado y a conciencia, tanto para el Senado como para la Cámara, que supere los niveles de abstención de hace 4 años que fueron de 56,43% para el primero y de 56,42% para el segundo.
En particular y como bogotana, los invito también a que, en estas nuevas elecciones, elijamos la mejor representación de nuestra ciudad. En realidad, nunca hemos tenido una verdadera bancada por Bogotá que haga sentir la voz de la capital, que defienda sus intereses, que sea el eco del sentir de los habitantes de la ciudad en el Congreso. Necesitamos una bancada comprometida con Bogotá, que la defienda, ejerza control político y defina sus proyectos en el Plan Nacional de Desarrollo cuatrienal y en cada Presupuesto Anual, tal como la financiación de sus principales proyectos de inversión. Y no se trata propiamente de centralismo sino de fortalecer la capital de todos los colombianos que con una población cercana al 18% del total nacional, genera casi el 30% de la riqueza del país. Si se fortalece a Bogotá, también lo hace el país.
En el momento actual, Bogotá se apresta a vivir el desarrollo de mega obras de infraestructura en materia de movilidad, donde es importante que exista un control político y ciudadano importante para que éstas se desarrollen con eficiencia y sin el menor asomo de corrupción. También a nivel nacional deben estructurarse novedosos esquemas de seguridad ciudadana para las grandes ciudades empezando por la capital. De igual manera la Cámara debe impulsar el desarrollo económico urbano, a partir de la vocación productiva del territorio, como la ciudad de servicios de alto nivel y de referencia en América Latina.
Reitero, entonces, mi invitación al voto para la renovación de nuestro Congreso. Como ven, su participación en las urnas no es de poca monta. El valor de su voto, sí puede hacer la diferencia.