En cumplimiento a las directrices fijadas por el Gobierno y demás autoridades, que recomiendan prudencia, cordura, cautela y haciendo gala de una gran responsabilidad tanto personal como familiar, he cumplido estrictamente con la cuarentena, motivando con el ejemplo a mis hijos y demás familiares, que a fe mía, también han observado todas las recomendaciones, venidas de los eruditos en el tema y representantes de las administraciones.
Estos días de recogimiento, reflexión, meditación y análisis, me permitieron concluir algo que seguramente todos los colombianos hemos colegido, y es que nadie en ningún nivel del gobierno señor Presidente, gabinete, Parlamento, Altas Cortes, Fiscalía, Procuraduría, Contraloría, Gobernaciones, Alcaldías, ciudadanía en general y demás andamiaje administrativo, no estábamos preparados para manejar una eventualidad como la presencia del coronavirus; nunca imaginamos que tamaña amenaza golpeara nuestras puertas. Siempre miramos las epidemias y pandemias como eventos ocurridos en otras latitudes, lejos de nosotros. Pensar en ser afectados directos de una de estas plagas, que han azotado al mundo en diferentes regiones ¡nunca! y dejamos pasar de lado experiencia de épocas pretéritas, que pudieron ser de gran ayuda en estos momentos de zozobra y desasosiego.
Además debemos reconocer para mayores desventuras que las autoridades, tanto departamentales como municipales, llevan muy poco tiempo de posesionados en el cargo y debieron, aun sin recursos, en medio de la exposición de programas y planes de gobierno, dar la cara a tamaño reto, donde la comprensión, apoyo y disciplina de sus gobernados, juegan un papel preponderante en la lucha; sin poder recurrir a las personas o entidades buscando direccionamiento y asesoría, porque son muy pocos los que están en capacidad de direccionar o recomendar las estrategias que la situación requiere, No olvidemos que Colombia ha sufrido en épocas pasadas la presencia de varias epidemias, con resultados luctuosos, especialmente por falta de recursos y conocimientos médicos, pero el Covid-19 que hoy nos amenaza y ataca, no tiene antecedentes en ningún país del mundo.
Pero la gran verdad es que ninguna situación como la vivida nos debe llevar a la conciencia de la responsabilidad individual. La única forma de colaborar con el Gobierno, en todas sus capas sociales, es haciendo gala del compromiso porque si no se logra ese pacto solidario en los diferentes sectores, nunca podremos salir airosos del trance. Sin ello, de nada sirven los esfuerzos del sector salud, que expone su integridad por ayudar a salvar ciudadanos contaminados con el coronavirus, sin importarles los oprobios e ignominias venidas de personas desadaptadas, mucho menos el compromiso de la fuerza pública, que buscando aconductar la población pone en peligro sus vidas. Debemos entender a las autoridades, criticar menos, pues es muy fácil pedir, exigir, pero es bien difícil dar y gobernar. Más colaboración y menos crítica.