La prensa nacional y los medios de comunicación comentan sobre las diferencias de interpretación que se presentan entre dos reconocidos jerarcas de la economía nacional: el gerente del Banco de la República, Juan José Echavarría, y el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla. Ellos interpretan determinadas cifras de crecimiento, en apariencia desde ópticas distintas, lo que no debe dar para que se diga, como el conde de Campoamor, que nada es verdad ni es mentira, depende del cristal con que se mira, puesto que los dos trabajan con cifras oficiales y el ministro es miembro, también, de la Junta del Emisor, en un sistema en el cual esa institución conserva su independencia armónica con el gobierno.
Mal haría el gerente del Banco con hacer eco a los cantos de sirena del sector oficial que, en apariencia, inflan las cifras de la economía para agradar a la cúpula oficial, a no ser que lo hagan por convicción o por error, vaya uno a saber. Las cifras abultadas que engordan en ocasiones algunos funcionarios tienden una cortina de humo sobre asuntos que de empeorar dificultan el acierto de las políticas oficiales, algo así como conducir un auto con un conductor daltónico que no atiende las señales de tránsito debidamente y arriesga estrellarse.
El gerente vela por la estabilidad de la economía y a la manera del jerarca de la Reserva Federal en los Estados Unidos, de improviso se aparta de la visión del Ejecutivo con miras a defender la estabilidad monetaria y cambiaria, que tiene tanto que ver con la demanda, el crecimiento o decrecimiento de la economía. El ministro, a su vez, se ocupa de conseguir fondos y según lo disponen en combinación con el Congreso, distribuirlos para fomentar el desarrollo nacional. Dicen unos que el mejor ministro es el que más recursos consigue para fomentar el crecimiento. Si bien eso puede constituirse en una carga de deuda que en ocasiones puede ser inconveniente a juicio del ente Emisor, por aquello de la deuda y una sana política monetaria.
Algunos de los factores que estamos comentando no dependen ni del Banco de la República, ni del Ministerio de Hacienda, puesto que precios de petróleo, oro y café los regula el mercado internacional. Aunque se benefician de los impuestos al respecto. Eso lo sabe de memoria el sector bancario, que es uno de los que obtiene las mayores ganancias con el dinero oficial y de los particulares, que siguió las palabras de los dos jerarcas de la economía colombiana en la Convención Bancaria de Cartagena.
El gerente del Emisor sostiene que se generan muchas dudas cuando las cifras del Dane ofrecen inconsistencias, como cuando “hace algunas semanas sostuvo que la economía colombiana se expandió 2.8 por ciento sobre enero y marzo de este año… si se quitan los factores estacionales, el crecimiento fue del 2.3 por ciento”, mientras que el equipo técnico del Banco esperaba 3.2 por ciento, cifra necesaria para crecer 3.5 por ciento en todo el año. Además, sigue el gerente “si se compara este crecimiento con el del cuarto semestre del 2018, el resultado es que la economía se estancó y eso es una luz amarilla”.
Echavarría indica que como la información no fue buena se debe mirar qué es lo que está ocurriendo y “cuáles los correctivos que deben tomarse”. Y plantea algo que es obvio y que pocos examinan “mientras el consumo privado sigue creciendo, hubo una pérdida de dinámica importante en el gasto del gobierno por cuenta del ajuste fiscal”.
También, recordó Echavarría, que la anomalía tiene que ver con factores de riesgo como la pérdida de dinámica de las exportaciones, el aumento del desempleo, el estancamiento de la creación de puestos de trabajo, y el freno en la reducción de la pobreza monetaria. Lo mismo que por el manejo empresarial de las finanzas y no por falta de dinero de la banca privada. Si la política oficial no atiende el campanazo de alerta del Emisor, corre el peligro de sufrir un descalabro como el del presidente Macri, en Argentina, quién por cierto sacó a su gerente del Emisor, cuando le hizo algunas advertencias sobre la inoportunidad de algunas medidas económicas, que agravaron la catástrofe y no resolvieron los problemas.
El ministro Carrasquilla, en el mismo escenario del gremio bancario, respondió al Gerente del Emisor: la economía lleva un tiempo significativo, un par de trimestres, por lo menos, dando claras señales de rebote, las cifras así lo muestran y esa dinámica será más importante a medida que pasen los días, los meses y los trimestres”. Es bien curioso que palabras más o menos, lo mismo expresó el ministro de Economía del presidente Mauricio Macri, cuando tuvo alguna disparidad de criterio con el gerente argentino del Emisor y que el gobernante despidió.
En el caso colombiano, el presidente Iván Duque, que conoce de estos temas y es abierto al análisis reflexivo, debe convocar a los dos altos funcionarios oficiales y encerrarlos durante el tiempo que sea necesario para analizar de conjunto la economía y llegar a una conclusión común en pro del desarrollo colombiano. El piloto y el copiloto de un avión no pueden manejar visiones distintas al momento de volar, sin riesgo de provocar un accidente.