Hoy lunes 10 de octubre, promovido por la Federación Mundial de la Salud Mental, se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental con el propósito de recordar que la salud de cada individuo es la sólida base para la construcción de vidas plenas y satisfactorias. Esto tiene una estricta correlación con la definición de "salud" (1946) propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que la considera como un "estado de completo bienestar físico, mental y social, no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades".
Con ocasión de la pandemia, ésta ha afectado la salud mental de millones de personas en cuanto a la estabilidad de su salud mental, de ahí que el lema para este año haya sido "Hacer de la salud mental y el bienestar para todos, una prioridad global".
No podemos despreciar una serie de datos de la Organización Panamericana de la Salud sobre el tema; tanto así que ha establecido la Comisión de Alto Nivel sobre Salud Mental y Covid-19 para apoyar a la Organización y a sus Estados Miembros en la mejora y el fortalecimiento de la salud mental en las Américas, tanto durante la pandemia como en el futuro.
Sin embargo, el gasto público mediano en salud mental en toda la región es apenas un 2,0% del presupuesto de salud, y más del 60% de este dinero se destina a hospitales psiquiátricos. La depresión continúa ocupando la principal posición entre los trastornos mentales, y es dos veces más frecuente en mujeres que hombres. Entre el 10 y 15% de las mujeres en países industrializados y entre 20 y 40% de las mujeres en países en desarrollo, sufren de depresión durante el embarazo o el puerperio.
En las Américas, la prevalencia de demencia en los adultos mayores (más de 60 años) oscila entre 6,46 % y 8,48%. Las proyecciones indican que el número de personas con este trastorno se duplicará cada 20 años. Para los trastornos afectivos, de ansiedad y por consumo de sustancias en adultos, graves y moderados, la mediana de la brecha de tratamiento es de 73,5% en la Región de las Américas, 47,2% en América del Norte y 77,9% en América Latina y el Caribe (ALC). La brecha para la esquizofrenia en esta última región es de 56,9%, para la depresión es de 73,9% y para el alcohol es de 85,1%.
Debemos tener en cuenta, desde el ámbito de la educación superior, la gran afectación de población docente y estudiantil en materia de salud mental, lo cual es una realidad palpable en las 289 Instituciones de Educación Superior (IES) del país, con un altísimo porcentaje de casos en población juvenil y en la de mediana edad, sin entrar a considerar que, los trastornos mentales y neurológicos en los adultos mayores, como la enfermedad de Alzheimer y la depresión.
Por esa razón, se hace necesario implementar pruebas predictivas que nos permitan anticipar la enfermedad, pues en Colombia, de 350 mil casos actuales, llegaremos en 2030 a más de un millón y medio de enfermos de Alzheimer…Que no se nos olvide.