Lastimosamente, sobre temas de grande importancia sobre los cuales hay posiciones distintas, los defensores de una y otra tesis se ubican en posiciones cerradas que terminan en “diálogo de sordos”. Esto nos sucede entre defensores de la vida, opuestos a la más cruel violación de ella como es el aborto, y los que defienden esta práctica como un “derecho de la mujer gestante”, hace 12 años, hubo la solicitud a la Corte Constitucional de cambiar el artículo 122 del Código penal para despenalizar el aborto en tres casos puntuales.
A pesar de gran oposición de la Iglesia Católica y de otras confesiones religiosas, con exposición de muy sólidos argumentos a esa determinación y manifestaciones públicas multitudinarias, la Corte accedió a “despenalizar”, no a legalizar, en esas circunstancias precisas, y solo sobre fetos menores de tres meses.
Han pasado estos años, sin que argumentos tan sólidos de los enemigos de esa medida, no solo de carácter religioso sino científico y humanitario, hayan sido rebatidos de verdad. Pero al momento se ha conceptuado de parte de la Corte Constitucional que no solo en los primeros meses de embarazo sino a lo largo de todo él se despenaliza esa práctica. Defensores e impulsadores de esos despenalizados abortos, como Florence Tomás, pretenden callar a los contrarios a esa determinación, con deprecio de todo pronunciamiento en contra diciendo que es inútil seguirles contradiciendo. Es ubicarlas todo en “diálogos de sordos”.
“La verdad os hará libres”, y en testimonio de ella murió Cristo, tantos mártires, y aun sabios, pero con ello su voz no fue acallada. Es la actitud que estamos listos a tener hasta el final de nuestros días en defensa de la vida, comenzando por la de los más débiles, así desprecien nuestra voz.
Son múltiples las enseñanzas de científicos sobre la realidad de que en todo feto, aun desde sus primeros días de gestación, hay verdadero ser humano y nadie ha negado que después de tres meses de ella se dé esa realidad de persona humana en crecimiento. El mensaje cristiano, ha defendido siempre la vida desde el primer instante de la concepción. Los Padres de la Iglesia y los Romanos Pontífices han recordado siempre el gran mandamiento de “No matarás” (Éx. 20,13), aplicable a todas las etapas de la vida humana, y la voz de Dios a Caín sigue dirigida a quienes maten a un ser humano: “la sangre de tu hermano clama desde el suelo” (Gen. 4, 10).
Hoy, cuando en Colombia, que están haciendo esfuerzos para evitar se ha celebrado que el Papa Francisco haya manifestado que no está bien la pena de muerte aún para grandes criminales, se sigue abriendo las puertas para niños en el vientre materno, algo que este mismo Papa ha calificado de decisión “victimaria”, de parte de una madre. Aunque en otras naciones se califique esto de “avanzada”, en nuestra digna Colombia los que rechazamos esa práctica hemos de ponernos en pie, y, en todas formas, seamos con honor, como defensores de la vida de esos niños inocentes, y que por encima de los torrentes de dinero que se invierten para implantar el aborto, decirle, colectivamente, un rotundo No a esa práctica, que, por más decisiones que se tomen a su favor, sigue siendo horrendo crimen.
Obispo Emérito de Garzón
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