Diálogo y diversidad | El Nuevo Siglo
Domingo, 1 de Septiembre de 2024

En un contexto social y cotidiano polarizado, dialogar con quienes piensan diferente se convierte no solo en una práctica necesaria, sino en un acto de fortaleza y apertura, en el cual la generosidad se hace presente, con el potencial de transformar conflictos en oportunidades para el desarrollo colectivo.

La actualidad, sesgada por la prevalencia de algoritmos, conflictos en las redes sociales y la organización individual con pensamiento afines y no diversos, segmentan las opiniones, cierran perspectivas y limitan oportunidad de análisis y diálogos de posiciones diversas.

La falta de diversidad en el diálogo también tiene consecuencias graves en la toma de decisiones. Un informe de la OCDE (2023), destaca que la diversidad de perspectivas en los equipos de trabajo no solo mejora la calidad de las decisiones, sino que también fomenta un entorno más inclusivo y equitativo. Sin embargo, la ausencia del diálogo con perspectivas distintas puede llevar a decisiones mal informadas y de allí, a mayor fragmentación social.

De acuerdo con un estudio de Pew Research Center (2022), el 90% de los estadounidenses considera que la división política ha aumentado en los últimos años, y una parte significativa de este aumento se debe al aislamiento en las llamadas “burbujas informativas”. Estas burbujas, son un concepto para definir cómo nos hemos acostumbrado a recibir información de una sola fuente, principalmente de la que desarrolla las creencias y opiniones propias. Lo que limita la capacidad de comprender puntos de vista opuestos.

También, en Colombia, de acuerdo con la encuesta de Opinión Gallup (2023) el 78% de los colombianos considera que la división política ha aumentado, con una creciente desconfianza hacia medios de comunicación y una amplia fragmentación en la discusión pública.

El aislamiento en grupos que piensan de manera similar contribuye a la generación de posiciones sesgadas, únicas, excluyentes, lo que dificulta el análisis crítico, se basa en emociones más que en argumentos y desconoce los datos. En este sentido, La Universidad de Cambridge (2022), reveló que el sesgo de confirmación, es decir la tendencia a buscar y valorar información que valida las propias creencias ha aumentado, impactando la calidad de los análisis y la argumentación de los debates,

De otro lado, la evidencia demuestra que el diálogo inclusivo y diverso tiene un impacto trascendental en la construcción de cohesión social y en la resolución de conflictos de las comunidades. Por ejemplo, Center for Deliberative Democracy (2023), ha documentado como los foros de deliberación en donde se analizan temas públicos, que incluyen variedad de perspectivas, tienden a generar soluciones mucho más equilibradas y representativas para problemas de las comunidades. El enfoque inclusivo mejora la calidad de las decisiones, fortalece el capital social al favorecer la cooperación y el desarrollo comunitario, promoviendo mayor sentido de pertenencia y facilitando la resolución de los conflictos. 

En los ámbitos social, organizacional y laboral, el diálogo con quienes piensan diferente fortalece las relaciones interpersonales, mejora los entornos de desarrollo, cuidado y protección, y potencializa acuerdos, resultados y rendimientos.

En la construcción de alianzas, tanto a nivel individual como colectivo, la disposición a dialogar con aquellos que no comparten nuestras opiniones es crucial. Las alianzas más efectivas se basan en la capacidad de encontrar puntos en común a pesar de las diferencias, lo cual requiere habilidades como paciencia, tolerancia y flexibilidad, así como un compromiso con la búsqueda de soluciones que beneficien a todas las partes. Con una mente abierta, el diálogo con personas que piensan distinto no solo facilita la superación de diferencias, sino que fomenta soluciones más creativas e innovadoras, aportando mayores beneficios y fortaleciendo el tejido social.