Anunció el Presidente de la República en San Pablo (Bolívar), en el Magdalena Medio, que firmó el pasado viernes el Decreto suspendiendo las ordenes de captura con los cabecillas del Eln que se encuentran en La Habana, incluyendo las expedidas con fines de extradición.
La Constitución Nacional en el artículo 22 es muy clara en señalar que “la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”, por tanto no es facultativo de un Presidente de la República buscar la paz, es obligatorio hacerlo y así lo han hecho los últimos gobiernos, con las Farc, grupos paramilitares e incluso, con el mismo grupo guerrillero Eln se habían iniciado diálogos que fueron suspendidos por la masacre de los cadetes de la Escuela de Policía General Santander.
La suspensión de las órdenes de captura se realiza para facilitar los diálogos, para que los negociadores puedan interactuar con los miembros del grupo. El Presidente lo hace de conformidad con el marco legal que está previsto para ello. Suspender las ordenes de captura no implica cesar los procesos; estos continúan. Para poder terminarlos, una vez concluyan los diálogos y se cristalicen los acuerdos, vendrá el trámite de una ley de amnistía que es la que efectivamente cesa la acción penal.
La suspensión de las órdenes de captura con fines de extradición encierra otro tipo de discusiones y problemas, como sucede con la extradición. Precisamente, los compromisos internacionales bilaterales para la lucha contra la droga implican tramitar las extradiciones que siempre se solicitan por delitos no políticos, generalmente por tráfico de estupefacientes y a solicitud de los Estados Unidos de América.
En las negociaciones de La Habana con la guerrilla de las Farc, los Estados Unidos no solicitaron la extradición de los negociadores, cabecillas e integrantes; digamos que se presentó una especie de respeto al Proceso de Paz, al apoyo internacional que tuvo el mismo y al carácter político que se le atribuía al grupo guerrillero.
El problema del Eln, y las disidencias de las Farc, es que cada vez se alejan más de ese carácter de actores políticos del conflicto armado; de ello queda poco y hoy tienen más carácter de grupos dedicados al narcotráfico y a cometer crímenes de lesa humanidad. Creemos que esta sería la última oportunidad de hacer un proceso de negociación, si se desperdicia, lo próximo tendría que ser un proceso de sometimiento o de acogimiento, como quiera llamarse, pero no una negociación de carácter político, como tendrá que ser lo que se adelante con los demás grupos delincuenciales dedicados al narcotráfico para poder lograr la paz total.
Esperemos que el Eln acepte la bandera de paz que le ha mostrado el gobierno y dé muestras fidedignas, con hechos claros de que en verdad quieren la paz. No más ataques, no más muertes, liberación de todos los secuestrados.