Diciembre y la pólvora | El Nuevo Siglo
Miércoles, 7 de Diciembre de 2016

Sí, llegó Diciembre y con él las tradicionales  festividades que año tras año se vienen realizando en nuestro suelo patrio, pero inveteradamente en estas calendas se presentan serios problemas con el uso y abuso de la pólvora pese a que no hay medio de comunicación, ni autoridad, que no haga referencia  sobre el riesgo que engendra la utilización de la pólvora para alegrar las festividades del mes. Se hacen  ingentes llamados a la responsabilidad y cuidado  que se debe  tener de cara a un tema tan peligroso, pero en la mayoría de los casos la ciudadanía hace oídos sordos a los clamores y recomendaciones y  de tal reticencia a las alertas tenemos que vivir dolorosos  casos de quemados ,  situación que se repite  en toda la escala social.

Cada año los alcaldes se proponen  bajar el número de quemados con este elemento  y al terminar las navidades siempre el resultado es frustrante, porque como lo venimos afirmando, la ciudadanía no escucha las advertencias que hacen sus dirigentes. Sabemos que existen en el país grupos humanos de gran representación, dedicados a la fabricación, comercio  y  distribución de artefactos pirotécnicos. Es más, en solo Bogotá tenemos barrios enteros donde sus moradores,  por tradición,  se dedican a industrializar  la producción de estos artefactos, actividad que es aceptada cuando el producto va dirigido a personas u organizaciones expertas en su uso y explotación.

Varios municipios en sus conmemoraciones contratan a especialistas del tema para alegrar y poner un toque tradicional en las celebraciones  y  eso está bien. Mundialmente se conocen  eventos engalanados con juegos pirotécnicos, de espectacular factura. Lo censurable es la distribución y comercialización  irresponsable  en diferentes  comunidades para ser manipulada por manos inexpertas y  más irresponsable aún es que los  progenitores permitan que menores de edad, inhábiles e imprudentes manipulen pólvora de cualquier índole.

En años pasados las administraciones apoyadas en los medios de comunicación adelantaron campañas previniendo a colectividades enteras  sobre los peligros y  riesgos que esta actividad representa y  lograron  buenos resultados, aunque  nunca los deseados pero algo se obtuvo. Hoy las autoridades pretenden ser más drásticas y realizarán operativos con el objeto de incautar este tipo de elementos conocidos como fuegos artificiales. Esa es una buena medida pero sería saludable que al lado de la represión, llevaran la educación, comprometiendo a  padres y mayores en un gran  acuerdo o promesa nacional, con miras a impedir, por todos los medios, que tanto adultos, como sus párvulos  manipulen  pólvora o sus derivados y que  la familia verificara que  bajo  ningún motivo se permita esta actividad a menores. 

Definitivamente luchar contra la costumbre es muy complicado, pero se debe hacer lo imposible para cambiar esa cultura tan nociva para la humanidad y arraigada  por tradición en nuestras prácticas decembrinas.