“Si no tenemos policías, jueces, abogados, fiscales, honestos, valerosos y eficientes; si se rinden al crimen y a la corrupción, están condenando al país a la ignominia más desesperante y atroz.”
Javier Sicilia
A raíz de los hechos recientes en que se ha visto envuelta la Policía Nacional, se escuchan voces y propuestas para acabar con el Esmad.
En mi concepto lo que hay que hacer con la Policía Nacional es dignificarla, educarla y prepárala para atender su función constitucional a carta cabal. No hay que ponerla a hacer todas las funciones, muchas de las cuales no le corresponden. Como la función de resocialización de las personas privadas de la libertad, con el manejo del Inpec, porque no están preparados para eso. Y por eso violan los derechos humanos a diario en las cárceles del país, a través del CRI, que es el Esmad de las prisiones.
En ningún momento se puede sustraer a la Policía Nacional del control del vandalismo y desmanes en las marchas de protesta. Esa es su obligación preservar los derechos, la vida y los bienes de la ciudadanía. Por los excesos en ese control no se puede atacar a toda la institución. De ser así, ya no tendríamos, Congreso Nacional, Corte Suprema, Ministerio de Justicia, Registraduría Nacional, y tantas otras instituciones que han sido deshonradas por algunos de sus funcionarios.
En cuanto a la institución policial hay que profesionalizarla, darle más preparación, mejores salarios, mayores oportunidades de ascenso y estabilidad, lo cual mejora sus condiciones laborales y conlleva a fomentar la vocación de servicio y sentido de pertenencia a la institución, y como se dice, a llevar con orgullo el uniforme. Así se logra el fortalecimiento integral del desarrollo policial e institucional.
Se debe lograr que la ciudadanía vuelva a mirar con buenos ojos al policía de la cuadra, de la esquina, del Cai, de la vereda, del pueblo, al policía amigo que ayuda a un anciano a pasar la calle, así como se agradece la buena y excelente labor de la Policía de Carabineros o de la policía infantil.
Lo más importante ahora es mejorar la preparación, la escuela, el aprendizaje, el conocimiento de las normas constitucionales y legales, principios, destrezas, y habilidades policiales, sin las cuales no pueden ser lanzados a la calle a enfrentar los problemas cotidianos. Ellos son la primera autoridad con funciones judiciales y por eso es básica su preparación académica con énfasis en un gran humanismo, porque ellos son fuerza de protección y no de guerra.
Deben crearse incentivos más allá de las medallas, inclusive más vida familiar, más cerca de la gente, más participación social, más profesionalismo y obviamente, como en toda institución, más control y disciplina interna con sanciones y estímulos.
Hay que tener en cuenta como base de esta reestructuración el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia, de una acción de tutela de varios ciudadanos, la cual llega a una tajante conclusión: que la Fuerza Pública, especialmente el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), hace una intervención sistemática, violenta y arbitraria en la protesta social.