El punto de no retorno del Amazonas parece inminente. Según el informe Amazonía Viva 2022 de la WWF, el 18% de los bosques amazónicos se ha perdido por completo y otro 17% se encuentra en estado de degradación. Se resalta, además, que esta afectación al ecosistema pone en riesgo el sustento y la seguridad alimentaria de alrededor 47 millones de personas que habitan esta región y amenaza su biodiversidad.
El Amazonas cumple una función de regulación climática en la región por su alta humedad y fuertes precipitaciones que afectan de manera directa los ciclos climáticos y, sobre todo, es una de las regiones en el mundo con mayor poder de absorción de dióxido de carbono, responsable del calentamiento global. Sin lugar a dudas, lo concerniente al Amazonas es un asunto a escala planetaria que requiere también respuestas a escala planetaria.
En la agenda de la Cumbre Amazónica que tendrá lugar en Belém do Pará, en Brasil, a inicios de mes, se priorizó la definición de un acuerdo que logre evitar lo que los científicos han denominado “el punto de no retorno del Amazonas”. Este punto de no retorno ha evidenciado la necesidad de consolidar un plan estratégico y una visión conjunta para la Amazonía, que permita frenar el colapso inminente del ecosistema Amazónico. En la reunión preparatoria que se llevó a cabo el pasado 8 de julio en Leticia, Colombia, los presidentes Petro y Lula resaltaron la importancia de lograr un esfuerzo colectivo de los gobiernos con jurisdicción en la Amazonía, como también el compromiso de la comunidad internacional para lograr consolidar un plan de acción a largo plazo.
El Amazonas requiere hoy más que nunca un plan estratégico y una visión conjunta que convoque una amplia participación de organizaciones indígenas, comunidades locales, actores gubernamentales y transnacionales para identificar necesidades y prioridades conjuntas. En especial, requiere la participación de las comunidades científicas a fin de promover el intercambio de conocimientos y el debate a profundidad de las alternativas y respuestas que permitan impulsar el desarrollo sostenible y el equilibrio ambiental de la Amazonía. La evidencia científica debe ser la piedra angular de las decisiones políticas que los países asuman en las instancias intergubernamentales.
El papel preponderante del conocimiento y de la Ciencia, Tecnología e Innovación cobra todo el protagonismo en el punto de no retorno del Amazonas, al igual que lo fue en la búsqueda de respuestas para la reciente pandemia del covid- 19. Para evitar llegar a este punto, es necesario lograr grandes esfuerzos de las comunidades científicas a escala transnacional, combinado con una alta inversión en Ciencia, Tecnología e Innovación, pues el compromiso y recursos de un solo país no serán suficientes para la envergadura de los retos y amenazas que hoy estamos viviendo en el bioma amazónico. La interacción de las comunidades científicas y las misiones diplomáticas para promover instancias de diálogo y mecanismos de concertación que permitan situar la Ciencia, Tecnología e Innovación para la Amazonia en el corazón del debate es una prioridad. A esto lo conocemos como Diplomacia Científica para la Amazonía.
En el pasado Sustainability, Research and Innovation Congress (SRI 2023) se priorizó la Diplomacia Científica para la Amazonía como uno de los puntos centrales de la agenda temática. Entre las acciones y programas sugeridos se resaltan el establecimiento de sistemas de monitoreo conjunto y unificado, convenios de ciencia abierta y acceso a datos para investigaciones en la Amazonía, la creación de programas doctorales entre Universidades de la región que faciliten la colaboración académica y científica con estancias de investigación en diferentes países. Así mismo se propuso la creación de una conferencia científica anual sobre ecosistemas de bosques tropicales en la Amazonía que se convierta en el evento global de mayor encuentro de científicos y tomadores de decisiones de políticas públicas. (Con colaboración de Julián Prieto, coordinador de la Alianza Colombia - US WEF Nexus)
* Directora de Gestión de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad de América.