El inversionista y autor Mark Spitznagel comentó en una ocasión que la mayoría de las personas no quisiera permitirle al Estado fijar el precio de los televisores LCD; no obstante, el Estado, a través del banco central, tiene la facultad de fijar las tasas de interés, las cuales son el precio más importante de toda la economía. Al no permitir que las tasas de interés se ajusten a la oferta y a la demanda en un mercado libre, argumenta Spitznagel, surge un mundo de “distorsiones complejas”.
En efecto, dichas distorsiones son el pan de cada día. La semana pasada, la Reserva Federal de Estados Unidos anunció que, en contra de las expectativas de los mercados, incrementaría las tasas de interés antes del año 2023. El mismo presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, había fomentado la especulación a favor de las tasas continuamente bajas al justificar el reciente incremento de la inflación como un fenómeno “temporal”, y al asegurar en varias ocasiones que no había ningún plan de aumentar la tasa interbancaria federal desde su nivel actual del 0 % al 0.25 %. Esta es fundamental ya que determina el tipo de interés preferente en los bancos comerciales, al igual que las tasas asociadas a las hipotecas, préstamos, cuentas de ahorro y tarjetas de crédito.
Al incrementar la oferta monetaria (M2) en un exorbitante 26 % entre febrero del 2020 y febrero del 2021, la misma Reserva Federal causó el alza actual de la inflación; en mayo, los precios aumentaron en un 5 % frente al nivel del mismo mes del año anterior, el mayor incremento en 13 años. Como argumentó Milton Friedman, la inflación es un fenómeno monetario.
El último anuncio de la Reserva Federal, previamente despreocupada ante la inflación, es una clara señal de que, de repente, considera que la inflación es un problema. Según su página web, la junta “puede aumentar el objetivo de la tasa interbancaria para atemperar la actividad económica” si piensa que existe la “presión inflacionaria”, o que la economía crece con excesiva rapidez.
En el 2020, como reacción a la pandemia, la Reserva Federal redujo la tasa interbancaria drásticamente. Tras más de un año con tasas cercanas al 0 %, la perspectiva de tasas de interés más altas- aún marginalmente- ya han causado malestar en los mercados. Como explica el autor John Stepek, un aumento del 0.25% es menor si las tasas tienen un nivel inicial de, por ejemplo, el 5 %. Por otro lado, alguien que obtuvo una hipoteca al 0.1% verá sus pagos mensuales encarecerse considerablemente si la tasa de interés sube en un 0.25%.
Más allá del efecto sobre los consumidores norteamericanos, las expectativas de tasas de interés más altas en Estados Unidos generan un ambiente de un dólar más fuerte. Esto afecta adversamente a los mercados emergentes con monedas débiles como Colombia, entre otras razones porque puede depreciar aún más la moneda y encarecer el pago de la deuda denominada en dólares.