A sus 89 años, recién cumplidos y, con una lucidez y capacidad de trabajo excepcional, el maestro Antonio Cacua Prada nos sorprende con una obra de más de 600 páginas, fruto de tres años de investigación y, de un año de pandemia dedicado a la escritura final del texto que ha titulado “Cerveleón Padilla Lascarro. Ejemplo de superación y de servicio a sus compatriotas”, en el cual, recoge apartes de la historia jurídica del Caribe colombiano y de este abogado y periodista empírico, que le permitió ejercer como juez y magistrado; líder natural político y jefe de su colectividad municipal, hijo epónimo de San Sebastián de Menchiquejo, y adoptivo de Nuestra Señora de la Purísima Concepción de Chimichagua, amorosa y eglógica población del Departamento del Magdalena.
En la voluminosa obra se incluyen los recuerdos de Padilla Lascarro; su vida y la genealogía amplia del apellido Padilla, de línea guerrera, así como de los Lascarro, dedicados al derecho y la agricultura. La realidad del país está narrada por el biografiado, cuando cuenta cómo su padre abandonó a la familia y él tuvo que dedicarse, siendo niño, a trabajar en fincas paneleras chinichagüeras, luego como comerciante y después como sastre, vida que le cambió en 1938, cuando decidió viajar a Bogotá para conocer a Laureano Gómez y volverse político.
Así inició su andadura como concejal en 1940, corresponsal de “El Siglo”, por designación que le hiciera Luis Ignacio Andrade, gerente del diario; tesorero, juez promiscuo municipal y alcalde de Chiminigagua; Diputado del Magdalena, Miembro del Directorio Conservador del Cesar; escrutador municipal; Secretario del Juzgado 7 de Instrucción Criminal de Bogotá, Gerente de la Caja Agraria en Armero, Tolima; Inspector del Censo de Contribuyentes, hasta su llegada a la Cámara de Representantes en 1960, haciendo parte de la Comisión IV Constitucional Permanente, pasando a la Secretaría de Desarrollo Económico y Social, así como Secretario de Hacienda de la Gobernación del Magdalena, y, luego a la Secretaría de Gobierno del Cesar, pues hizo parte como organizador, del Comité Promotor del Departamento del Cesar, junto con la dirigente liberal Eucaris Quintero de Bustamante y su hija de crianza Josefina Queruz Dita. En 1991 se cambió del conservatismo al Movimiento de Salvación Nacional, bajo la coordinación de Álvaro Gómez Hurtado, cargo que ostentó hasta su muerte el 17 de julio de 1995.
Cacua Prada extracta la historia de la antigua Gobernación de Santa Marta y su desarrollo durante la Conquista, la Colonia y la Independencia, ya incluidos en algunas de sus muchas obras.
En la tercera parte del libro, Cacua recoge la niñez y juventud de Cerveleón Padilla Lascarro, su matrimonio y, la descendencia en los hijos Padilla Linares, así como la gestión de este autodidacta magdalenense de gran prestigio, “Don Cerve”, cuya memoria fue homenajeada con la “Urbanización Padilla”; con la Institución educativa Técnica Cerveleón Padilla Lascarro de Chiminigagua; con el premio “Padilla Lascarro” al mejor bachiller de ese colegio y con el paseo “El tigre de Chiminigagua” del maestro Alejo Durán.