En estos días, cuando la mayoría de las personas está aislada en cuarentena o salió de Bogotá, la capital de los colombianos se vuelve un museo abierto para detallar, mientras que en otros momentos es una urbe llena de afanes y de incertidumbre en cuanto a su seguridad.
Tal vez, muy pocas personas saben, que, mediante el Acuerdo Distrital del Concejo de Bogotá, No. 63 de 1959, se determinó que la calle 19 de Bogotá, construida en tan sólo 138 días por la firma Murillo y Loboguerrero, Compañía Limitada, se llamaría “Avenida República del Perú”, como una muestra de afecto a la nación peruana. En agradecimiento, Héctor García Ribeyro, alcalde de Lima, anunció que realizaría un concurso público, con el propósito de obsequiar a la capital colombiana con una estatua del gran escritor costumbrista limeño Manuel Ricardo Palma Soriano, nacido en 1833 y fallecido en 1919, autor de las memorables Tradiciones peruanas, que se pueden apreciar en sus infinitas ediciones en su Casa-Museo de la localidad de Miraflores, en Lima, una pequeña construcción que recoge efectos de su vida fructífera pero modesta.
Para el viernes 28 de junio de 1968, con la presencia del nuevo alcalde de Lima, se procedió en la Plazuela de Nuestra Señora de las Aguas, a inaugurar la estatua, autoría de Luis Felipe Agurto Olaya, fundida en el taller de Bruno Campagniola de Lima, ubicada en el pedestal que hasta esa fecha tenía la estatua de don Gonzalo Jiménez de Quesada, la que luego se trasladó frente a la Caja Agraria y que hoy se encuentra en la Plazoleta del Rosario.
Cuando en 2003 la estatua de Palma fue restaurada por Temístocles Suárez Rodríguez, de la Universidad Externado de Colombia, se efectuó la siguiente descripción: “Figura masculina en bronce. El rostro tiene bigote y quevedos redondos, peinado hacia atrás, sentado en silla frailuna de cuatro patas con estoperoles. La pierna derecha está cruzada sobre la pierna izquierda, traje de chaqueta, chaleco, corbata, pantalón con dobladillo hacia afuera, botas, mano derecha sobre el brazo de la silla, mano izquierda sobre el muslo. Libro cerrado sobre el asiento, apoyado sobre el lomo”.
Vale la pena mencionar, que la placa de bronce que la escultura de don Ricardo Palma tenía, desapareció y hoy en día, únicamente, en el tercer pedestal de la estatua sedente, se lee en una placa de piedra: “A Ricardo Palma, escritor peruano. Lima, febrero 7 de 1833, octubre 6 de 1919”. Su buen nombre le trascendió y fue sepultado con honores de Ministro de Estado, pues además fue el fundador de la Academia Peruana de la Lengua en 1885.
En 1958, se editó en Bogotá el libro “Don Ricardo Palma en Colombia: Tres de sus primeros impresos”, publicado por los Talleres Gráficos P. L. Villanueva, poco conocido en nuestro país. Esa fue la vida del Director de la Biblioteca Nacional del Perú, que la recuperó del espolio chileno, escribiendo a sus amigos para que donaran libros, razón por la cual se le llamó “el bibliotecario mendigo”.