El próximo domingo son las elecciones presidenciales en Colombia, no es poco lo que está en juego, vamos a definir el futuro de nuestra democracia y el de millones de colombianos. Es claro que la elección es entre Petro y Duque, entre un populista de izquierda o un firme defensor de la democracia liberal.
Según las encuestas, lo más probable es que haya una segunda vuelta entre estos dos candidatos. No obstante la clara ventaja de Duque sobre Petro, la distancia entre los se ha venido acortando a medida que se acercan las elecciones. Los demás candidatos no despegan y sus opciones son muy poco probables, aunque Fajardo ha tenido un leve repunte en Bogotá, a pesar de sus pronunciamientos.
Ojalá Duque gane en primera vuelta, no es absurdo pensarlo, las elecciones dan sorpresas y la alianza con Marta Lucía Ramírez va a potenciar la demostrada capacidad del Centro Democrático para competir en elecciones, tras su triunfo en las parlamentarias, donde se consolidó como la primera fuerza política del país.
Ganar en primera vuelta, no sólo ahorraría a los colombianos cerca de 400.000 millones de pesos, un mes de incertidumbre y parálisis de los mercados. Nos ahorraríamos el riesgo, real, de que un candidato como Gustavo Petro sea Presidente de Colombia. Petro representa todo lo que no debe hacerse en democracia: es populista, demagogo, mal administrador, incendiario, intransigente y radical. Un gobierno suyo nos llevaría por el camino de Venezuela y significaría para Colombia el fin de su democracia.
En democracia hay que acudir al voto útil, votar por Fajardo, De la Calle o Vargas, en últimas es darle la posibilidad a Petro de pasar a segunda vuelta y por ende de ser Presidente de Colombia. Ellos no tienen ninguna posibilidad de ganar ni de pasar a segunda vuelta, pero si pueden quitarle a Duque la posibilidad de ganar en primera, con los costos y riesgos que eso implica para el país.
Duque es Duque, las diferencias que muchos pueden tener con Uribe no pueden ser impedimento para apostarle a un hombre joven que ha hecho su propia carrera y tiene sus propios méritos. Tenemos que pensar en el futuro, Duque no va a comprar viejas peleas, ni es un hombre rencoroso como para dedicarse a saldar cuentas con el pasado. Iván Duque está mirando hacia el futuro, con esperanza, con el único objetivo de trabajar por este país, sin divisiones, con todos y para todos.
Es un hombre preparado, conciliador, respetuoso con sus contendores, capaz de construir acuerdos, trabajador. Lo acompaña la mejor de las formulas vicepresidenciales, Marta Lucía Ramírez es una mujer preparada, intachable, con una experiencia inmejorable, la más digna representante de la mujer colombiana. Miremos al futuro y apostémosle a una nueva generación que quiere cambiar la forma de gobernar a Colombia. Apoyemos a Duque para ganar en primera, si se puede.