En este maremágnum de explosivas noticias en lo que va corrido de junio, afloran serios y preocupantes criterios sobre la actuación del gobierno Petro en torno a los medios de comunicación y al manejo que se da a los diálogos de paz con los elenos.
Aparentemente se aceleró lo relativo a la paz total, censurando de paso el papel que ha jugado la prensa cuando criticó esas precipitadas actuaciones.
Todo se le ha juntado a Petro: el escándalo Benedetti-Laura, el polígrafo y hasta los dineros en la campaña; la extraña muerte del Coronel Dávila, las escasas manifestaciones y demás busilis y nudos.
Las serias informaciones de los medios y las opiniones de los comentaristas, llenan de ojeriza y rabia al gobernante, alcanzando a distorsionarlo y descomponerlo.
Lo contrario ocurre cuando, Petro con solemne majestad, ingresa al recinto donde sesiona la mesa de diálogos en La Habana. Allí se ablanda su temperamento, al suspirar y recordar su paso por la insurgencia del M19, en décadas del siglo pasado.
Sonríe, con una satisfacción que lo engrandece, cuando rinde homenaje a su jefe Jaime Bateman Cayón y a otros dirigentes del M19 quienes, según él, le han permitido ser hoy el presidente de Colombia. Y desde luego democráticamente.
Se derrama en prosa para explicar, cómo ahora si se lograrán los acuerdos de paz a partir de mayo de 2025. Incluso ha alcanzado a esbozar la conformación de un Acuerdo Nacional, sin decir cuándo, ni cómo.
Recorre con su vista el auditorio para reiterar que, en un mes tendremos la iniciación de los acuerdos de paz, sin adentrarse en las condiciones que, previamente había anunciado Pablo Beltrán, segundo comandante del Eln, quien advirtió que mantendrán los secuestros, las extorsiones y el reclutamiento de niños, porque son fuentes de financiamiento de su organización.
Eso es lo que hasta ahora se sabe, porque se desconocen recónditos detalles.
Nadie esperaba que Antonio García regañara al presidente, cuando dijo que el final de la guerra con los elenos era en mayo de 2025. García negó esa fecha y le dijo en tono descomedido que “los acuerdos se rigen sobre los textos escritos y firmados, no sobre lo que se diga o interprete”. Esa descomedida reprimenda, que no vino de la prensa, ha sido repudiada por toda la gente.
Lo que hasta ahora se ha conocido de las negociaciones de La Habana, con el Eln, nos lleva a pensar que estamos entregando todo a cambio de nada, y que si algo se alcanza con el Eln, no representa mayor cosa.
Si el Estado colombiano alcanza un acuerdo con el Eln en las condiciones que se conocen, hasta ahora, legalizaremos el secuestro, la extorsión, el reclutamiento de niños y demás prebendas que persigue una guerrilla, que nunca ha cumplido acuerdo alguno, pero que sí se da el lujo de gruñirnos.
BLANCO: A los niños de la selva, hay que hacerles una familia que los ampare. ¡Ojo!
NEGRO: Se ve mal el final de la legislatura, sin las reformas del gobierno.