“Pienso luego existo”, según Descartes, nos permite recordar acontecimientos históricos para registrar las ejecutorias de importantes hombres que compartieron ideales y propósitos comunes a favor de la humanidad.
Sueños de los generales Bolívar y Santander, en la Campaña Libertadora, que buscaban preparar el terreno para la creación de la Gran Colombia, son dignos de reconocimiento universal.
Recordemos que el ejército de Bolívar cruzó el río Arauca, entrando a Tame el 11 de junio de 1819, donde se hallaba su escudero, el General Santander. Así marchaba la campaña libertadora, triunfadora, con próceres unidos por ideales comunes, que debemos destacar orgullosos.
Pero los ideales de la independencia tenían que consolidarse. Así que tras sucesivas victorias, Santander fue elegido Vicepresidente del Estado de Cundinamarca, que por ese entonces incluía todo el territorio de la actual Colombia.
Mientras que el presidente Simón Bolívar hacia las campañas del Sur, su vicepresidente Santander ejerció el poder ejecutivo hasta 1827. Sin embargo, las peticiones de Bolívar para que fueran provistos los fondos y soldados que se necesitaban para la campaña del Perú, no fueron posibles de atender por Santander.
Así es que Santander impulsa la Convención de Ocaña, en 1828, para defender sus principios federalistas, enfrentándose a los ideales bolivarianos, lo que motivó que los representantes que apoyaban a Bolívar abandonaran la Convención, ante la traición de Santander.
Estos hechos nos permiten trasladarnos a los últimos sucesos acaecidos en torno a las decisiones tomadas por la Corte Suprema de Justicia, en contra del expresidente Álvaro Uribe.
Los que antes rechazaban las decisiones de los tribunales que no los favorecían, acudían desesperados ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para reclamar una justicia favorable.
Ahora, cuando la Corte Suprema condena al expresidente Uribe, los mismos personajes exclaman: “si queremos rescatar la idea de una democracia, hay que dejarle hacer su trabajo a la Corte Suprema”.
Está muy claro, que actúan con la misma traición del general Santander en contra del general Bolívar.
Quisieran ver humillado al expresidente Uribe, pero se les olvida que durante su presidencia acabó con las “pescas milagrosas” del mono Jojoy, que derrotó al “canciller” de las Farc, Raúl Reyes, ganándose la antipatía del presidente del Ecuador Rafael Correa. Combatió tanto a la Farc que ya el pueblo podía andar sin temor por las carreteras colombianas.
¡Pero qué tragedia!, con la llegada del Presidente Santos, intuyeron que colaborándole para obtener el Nobel podían recuperar sus cultivos ilícitos. Así es que las disidencias volvieron a los campos, multiplicando las hectáreas, asesinando a los líderes que se opongan a sus delitos.