EDMUNDO LÓPEZ GÓMEZ | El Nuevo Siglo
Viernes, 20 de Junio de 2014

Reflexiones sobre el proceso de paz…

 

Muy pertinentes nos han parecido las reflexiones que hace la revista  Semana sobre el futuro de los acuerdos  de paz. “Como están las  cosas hoy -dice la revista-, se ve muy cuesta arriba que la mayoría de la población ratifique los acuerdos en algún tipo de referendo como está previsto”, y se pregunta, a renglón seguido: “¿Cómo puede en el próximo año  el proceso ganar la confianza que no ha logrado en estos dos años? Y, de contera, emplaza al presidente Santos, quien recibió el mandato por la paz el pasado domingo, para que responda “esas grandes preguntas” (Semana, página 36, edición 1676)

No podemos vaticinar cuál será la respuesta del presidente Santos a la prestigiosa revista, pero como hemos gozado de la libertad de expresar nuestros puntos de vista en dos importantes diarios del país -El Nuevo Siglo y El Universal de Cartagena-, respondemos, por nuestra cuenta dichos  interrogantes, con la pretensión de que  se tome nota de nuestras respuestas  en el cuaderno de bitácora de la Presidencia de la República.

Compartimos la inquietud de Semana, en el sentido de que no está asegurada la aprobación de los acuerdos de paz a través del referendo popular. En nuestra opinión, porque el actual proceso de paz no está suficientemente aprestigiado en el país cuando permite que ocurran hechos atroces de guerra  mientras  culminan las negociaciones. 

Que el Gobierno no haya planteado la necesidad de humanizar la guerra mientras se firma la paz, llama a la perplejidad. Porque para aprestigiar el actual proceso de paz será necesario humanizar el conflicto, y para ello, es indispensable que las partes, a través de sus respetivos plenipotenciarios, se comprometan a respetar, durante el término de las negociaciones, los  derechos  humanos y el Derecho Internacional Humanitario.

Dos grandes personajes colombianos, el expresidente López Michelsen,  mientras vivió, y el expresidente Samper, por estas calendas, a quienes  hemos respaldado, han planteado la necesidad de humanizar nuestro conflicto, como una obligación imperativa  y no como asunto discrecional de las partes del conflicto. En efecto, las normas del Derecho Internacional tienen ese carácter, sin que pueda mediar el capricho de las  partes para aplicarlas. Así lo hemos dicho muchas veces en esta columna de opinión.

Debemos pensar, entonces, que si no se conviene entre las partes del conflicto celebrar un pacto mínimo humanitario, en el sentido  de no reclutar  más niños para la guerra, de no sembrar más minas antipersonales, de no secuestrar a personas inocentes, de no atacar más a la población civil y de  no cometer más falsos positivos, el referendo que se anuncia no tendrá los resultados favorables que los amigos de la paz han calculado.

¿Será mucho pedir que el proceso de paz se recomponga para darle cabida a la humanización del conflicto? Gobierno y Farc tienen la palabra…

edmundoloepzg@hotmail.com