EDMUNDO LÓPEZ GÓMEZ | El Nuevo Siglo
Viernes, 11 de Julio de 2014

Triple empate….

 

“Goles fueron de Colombia, Brasil y la FIFA”

 

Como todos los colombianos nos sentimos orgullosos por el desempeño de nuestra selección de fútbol, integrada por muchachos  competentes bajo la dirección de un entrenador que supo prepararlos para un campeonato  mundial altamente competitivo y en el cual, finalmente, clasificó nuestro equipo  como uno de los ocho mejores del orbe. Bastaría ese resultado para colmarlos de elogios, y para que,  en cada uno de los corazones de sus compatriotas agradecidos,  se registre con emoción  tan  singular hazaña.

Nos conmovió, además, la forma  de recibir nuestros jugadores la derrota, cuando  lo que ocurrió en el campo de juego pudo merecer su protesta encendida, porque el vencedor no obtuvo una victoria transparente -como para celebrarla en condiciones de  reconocimiento justo.  En efecto,  el  equipo brasileño  no  practicó el juego  limpio, y, de contera, se benefició  de la  complicidad  de un árbitro parcializado, al pitar  una  falta  inexistente de James Rodríguez, cerca del área de la potería. De ahí que el gol que provino del cobro de esa supuesta falta se le deba asignar en la bitácora de la FIFA -como determinador- , al entrenador español por ella escogido y no al jugador carioca Da Silva, quien  colocó el balón en el  ángulo superior derecho del arco que custodiaba el gran  arquero colombiano, pero  sin posibilidad alguna de atajarlo.

En esas circunstancias, lo que hubo fue un triple empate a goles, desde nuestra óptica de televidente.  Uno de Brasil,  pateado por Thiago da Silva, otro de Colombia, el penalti cobrado por Jemes Rodríguez y  el  tercero, atribuible al árbitro FIFA.  

Esa fue la realidad, la cual  nuestros jugadores  se  abstuvieron de denunciarla   en forma rotunda, para que,  como dijo Bacca, en declaraciones al  enviado especial de  El Espectador,  no sonara a “excusa“.   Sin embargo,  dijo algo que  los millones de televidentes vieron  en el  partido: “el penalti que me  cometió  Julio César (el arquero brasileño) merecía  su expulsión“, para señalar, de esa manera, hasta donde llegó la parcialidad del árbitro  que  permitió, además, según  evidencias incontrovertibles, el juego rudo de los brasileños contra James Rodríguez y Juan Guillermo Cuadrado.

No llegaron nuestros jugadores al cuarto de final. Pero lo merecieron, con creces.

El homenaje  que le brindaron  las multitudes en Bogotá, convocadas por un sentimiento de Patria ennoblecido por el fervor y la solidaridad,  hay que darle  la lectura justa de  recompensa al esfuerzo, al temple y a la voluntad de nuestros jugadores, quienes le dieron  brillo al nombre de Colombia con su actuación.

Que el equipo y su entrenador,  el gran José Pékerman, hayan reconocido la derrota,  no nos  impide , sin embargo, para que desde esta esquina de opinión,  reafirmemos que lo que hubo en el estadio de la ciudad de Fortaleza,  fue un triple empate a goles : el de Colombia, el  de Brasil y el  de la Fifa…. 

edmundoloperzg@hotmail.com