EDMUNDO LÓPEZ GÓMEZ | El Nuevo Siglo
Viernes, 30 de Septiembre de 2011

Desconcierto profundo
 

Compartí  el desconcierto profundo de la gobernadora de Córdoba, Marta Sáenz, en sus declaraciones a Caracol Radio el reciente 26 de septiembre, con ocasión de la masacre de Playa Blanca en el municipio de San Antero, lugar situado a menos de diez kilómetros del Batallón de Infantería de Marina de Coveñas; otro hecho abominable que se suma a tantos otros ocurridos en el territorio cordobés durante el presente año.
¡409 personas asesinadas en nueve meses! Es la cifra aterradora que dio a conocer la Gobernadora, quien, con valor, ha venido clamando para que se atienda de mejor manera el grave problema de orden público que padece -nuevamente- su Departamento. Con sobradas razones ha pedido que las Fuerzas Militares y de policía sometan a las bandas criminales que vienen sembrando el terror en un territorio donde, desde el punto de vista geográfico, no es tarea imposible perseguir y derrotar a los grupos de narcotraficantes armados que operan en Córdoba, retroalimentados por los desmovilizados sin empleo de las Auc.
En tres años suman más de dos mil los muertos por la violencia en el territorio cordobés. Cifra mayor de las que se han conocido como producto de la confrontación entre israelíes y palestinos, y sólo comparable con la de los caídos en la guerra en Irak o en Afganistán, en el mismo lapso.
El presidente Santos no estaba en Colombia cuando ocurrió la masacre de Playa Blanca, un punto turístico de Córdoba. Seguramente fue informado por su nuevo Ministro de Defensa, quien, -¡oh asombrosa denuncia que hizo la gobernadora Sáenz!-, pese al estado crítico del orden público en Córdoba, tomó la decisión, sin embargo, de llevarse para Bogotá a dos de los tres generales que el anterior ministro Rodrigo Rivera, como repuesta a la indignación de los cordobeses por la creciente ola de violencia, había comisionado para dirigir las operaciones de recuperación de la seguridad en dicho Departamento.
Recordemos que Rivera se había empecinado en decir que la criminalidad había descendido en Córdoba, pero la Gobernadora le salió respondona y afirmó lo contrario. Esa confrontación la perdió el mencionado ex ministro de Defensa, pero antes de ser reemplazado en el cargo había puesto a tres miembros del generalato al frente de la situación de orden público en aquella región del país.
Los hechos criminales de los últimos meses, le han venido dando la razón a la valiente mandataria. Ojalá que las autoridades responsables del orden público hayan escuchado su voz de alarma. En verdad, para que la locomotora de la seguridad no se descarrile definitivamente, resulta imperioso acabar con las bandas emergentes dedicadas al narcotráfico.
En Córdoba hay un sentimiento de frustración inmenso entre sus habitantes por la violencia creciente. De ahí que participemos del desconcierto profundo expresado por la Gobernadora en el programa de Caracol Radio.
¡Faltaba más que no nos solidarizáramos con ella, cuando está interpretando una realidad patética!
Sí. Hay que actuar con mayor firmeza para que las bandas criminales no sigan sembrando el terror en Córdoba. Se lo imploramos, presidente Santos.