Eduardo Vargas | El Nuevo Siglo
Viernes, 4 de Diciembre de 2015

Más allá del mercado

“Entre más amor demos, más recibiremos”

 

Tener sentido de realidad es darse cuenta de lo que ocurre en nuestra vida, desde nuestras diferentes dimensiones y en los diversos contextos que nos interpelan cada día.  Y pasan muchas cosas de las cuales apenas nos enteramos, bien sea porque no nos interesan o porque sencillamente no las vemos.  Tal vez una de los comportamientos sociales más evidentes son los derivados desde la lógica del consumo: todos los días necesitamos comprar desde el pan y la leche del desayuno hasta los bienes más suntuosos, dependiendo no solo del alcance que tenga el bolsillo, sino del análisis que hacemos al cruzar nuestras necesidades con nuestros deseos.  En el consumo estamos envueltos todo el tiempo, y también en el consumismo.  Es lo que hay, ni bueno ni malo, y cada quien se relaciona con ello como puede y quiere.

 

Hay otras dinámicas diferentes a las de los mercados y, aunque para muchos sea algo imposible, no todo se compra ni se vende, no todo tiene un valor representado en dinero o en emociones, con las que también hacemos negocios desde la manipulación o la necesidad de reconocimiento. El chantaje emocional da resultado muchas veces, en las que se aprovecha una situación particular para generar lástima -que no solidaridad-, pesar -que no compasión- o adulación,  -que no admiración–. Entonces se hace negocio en diminutivo: pobrecito de mí, que tuve que vivir eso tan terrible; jefecito, usted que están chévere, ¿me deja el viernes libre?; amiguita, tan linda, ¿me presta esa platica? Claro que vivimos situaciones dolorosas, por supuesto a veces necesitamos días libres para hacer lo que necesitemos y también podemos requerir dinero en préstamo. Podemos obtenerlo reconociendo nuestro lugar y el del otro, honrándonos mutuamente y sin apego al resultado.

 

Existen otras dinámicas humanas como compartir, intercambiar, donar, sin que existan de por medio fines diferentes a los de hermanarnos y reconocernos como habitantes de la misma Tierra, compañeros del viaje de la vida.  El otro ser humano no solo es un referente para hacer negocio;  por supuesto es factible establecer relaciones comerciales motivadas por el amor en las que todos ganemos; nos hacen falta más y las podemos desarrollar. Pero más allá de la ganancia monetaria o emocional, podemos fortalecer relaciones que no tienen un negocio de por medio: la realidad también nos las plantea y nuestra condición humana nos las exige, si queremos salir de los atolladeros en los que nos hemos metido por empecinarnos en ponerle precio a todo, empezando por nuestro ser. Nos hacen falta más dinámicas con intención de comunidad, de red de trueque, de ser abundantes en el sentido pleno: entre más amor demos, más recibiremos.

@edoxvargas