El posconflicto es una realidad y la única manera de enfrentarlo es produciendo. Sabemos que nos va a costar mucho dinero la paz, ya lo comenzamos a sentir con la reforma tributaria. Pero no se trata solo de conseguir dinero con los contribuyentes, es asunto de producir más y en esto, Colombia tiene todas las posibilidades para convertirse en una potencia económica. Según estadísticas el país cuenta con unos 28 millones de hectáreas en tierras cultivables, solo se explotan entre cinco a siete millones. El mundo demanda alimentos y es ahí donde Colombia debe salir.
Podemos ser altamente competitivos en cultivos tradicionales, podemos aumentar la exportación de café, flores, banano y otras frutas. No solamente es cuestión de exportar el fruto en sí, los mercados internacionales están demandando productos agrícolas frescos, pre-procesados y procesados. Ejemplo pulpas de frutas, tubérculos congelados como la papa criolla que se manda al Japón, hierbas aromáticas frescas y deshidratadas, hortalizas orgánicas y frutas exóticas como la uchuva, el arazá, la granadilla y tantas mas que son una delicia en otros mundos.
Pero la solución está en la decisión del gobierno actual y los futuros. En 2050 el mundo tendrá 9 mil millones de habitantes, la población crecerá más de un 20% y los alimentos serán cada vez más demandados. La globalización es indetenible, los mercados se regirán por pecios y calidad, es ahí la oportunidad. Si actualmente exportamos sobre los 50 mil millones de dólares, en productos agrícolas solo son unos 4 mil, de manera que si ponemos a producir esas tierras quietas, en dos décadas podremos alcanzar exportaciones agropecuarias y agroindustriales que superen los 30 mil millones de dólares, fortaleciendo nuestra economía y resolviendo con recursos los inmensos problemas infraestructurales, sociales y económicos.
Colombia es un país autónomo porque posee tierras, mares, ríos, montañas, sabanas, bosques, selvas y sobretodo gente con deseos de trabajar y salir adelante. Al terminar el proceso de paz debemos velar por no volver a caer en eso, es decir en manos de la delincuencia, de los violentos y criminales, este flagelo nos ha costado mucho para permitir nuevos gérmenes y la única manera de evitarlo es mejorando las condiciones de vida de todos, con justicia social, igualdad de oportunidades, trabajo, respeto, educación y esperanza de futuro. El campo es nuestro tesoro, debemos aprovecharlo y dar el salto de país problema a país ejemplar.