En la pasada columna Nos visita el Cisne Negro, recogía la teoría de Nassim Nicholas Taleb y así definía, por hecho, el Covid-19 como un evento absolutamente atípico, imposible de prever, de altísimo impacto socioeconómico y que después de un primer registro puede ponerse en retrospectiva como si pudiera ser esperado, en aras de las tres características de esta metáfora para “construir robustez frente las actitudes negativas”, como él lo sugiere.
Por pura coincidencia, el mismo día que sale mi columna, el pasado 31 de marzo, Taleb es entrevistado por la agencia Bloomberg y en video de Youtube negaba el carácter de Cisne Negro al Covid-19 al considerar simplemente como que las economías se habían equivocado en no preverlo y en efecto, se estaba pagando el precio de ignorar un evento predecible.
Bueno, es cierto que en la historia reciente en algunas regiones se había vivido la fiebre porcina, el Zika, el SARS y el ébola y que la humanidad a lo largo de la historia ha sufrido de varias pestes en diferentes épocas.
De todas maneras, el hecho es que la magnitud que tomó el Covid-19 a nivel global tiene tinte de Cisne Negro. Y obligará a futuro a poner las posibilidades de una pandemia como un hecho previsible, entonces como un Cisne Blanco, ante el cual las economías de los países, de las empresas y los mismos hogares deberán preparase. Tal vez con unos nuevos hábitos de ahorro y de toma de seguros, de preparación al Cisne Blanco, de difícil costumbre.
Se defina o no el Covid-19 como Cisne Negro, para Colombia es muy importante no bajar la guardia después de haber tomado, con una anticipación reconocida en el mundo, las medidas primeras de aislamiento social para ralentizar la pandemia.
En especial se trata de no perder lo ganado y mantener la misma prudencia cuando se decidan abrir las compuertas para mantenerse en el objetivo de priorizar la salud, bajo la bomba de presión y el esfuerzo que esto implica.
Como el mismo Taleb lo aconseja en su libro: si se acepta que la mayoría de las 'medidas de riesgo' son defectuosas, debido al Cisne Negro, entonces su estrategia es ser tan hiperconservador e hiperagresivo como pueda ser en lugar de ser levemente agresivo o conservador.
Existen como lo ha previsto la Conferencia de las Naciones Unidas, UNCTAD, dos escenarios hipotéticos que prevén el posible comportamiento de las economías a raíz del Covid-19: una que puede definirse como de mitigación económica, con un PIB mundial que se mueve en forma de V, donde la demanda se pospone temporalmente, como una crisis corta y limitada y la recuperación puede depender de los estímulos y las acciones de inyección de liquidez.
Y otra, de mitigación extendida, si la recuperación por el contrario es en forma de U, con repunte mucho más lento, con renglones de la demanda que podrían destruirse donde el aumento de la deuda se convierte en un desafío.
El Cisne Negro nos obliga a simular, en medio de la incertidumbre, su extensión y tiempo de permanencia, con la esperanza de una crisis corta de pronto repunte o más larga, donde lo más importante es no bajar la guardia.
*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI