La consultora Kantar Media hizo un estudio en España para determinar el tiempo que pasan los españoles viendo televisión. Los resultados fueron entre sorprendentes y dolorosos. Muy dolorosos. Y se pueden reflejar en cualquier mercado y cualquier país.
Según Kantar, cada español vio la televisión una media de tres horas y 17 minutos al día, lo que supone 32 minutos menos que en el mismo periodo de 2021. Es decir, el descenso es de un 14% en un solo año. Pero lo dramático del asunto está en los jóvenes entre 19 y 30 años (quién tuviera esa edad otra vez).
Otro informe este de la consultora Ofcom reveló que los jóvenes ahora ven casi siete veces menos televisión abierta que las personas mayores de 65 años. El informe aportó el dato de que los jóvenes de 16 a 24 años pasan solo 53 minutos del día viendo televisión, una disminución de dos tercios en los últimos 10 años. Y hace una comparación: mientras los mayores de 65 años dedican un promedio de poco menos de seis horas a ver la televisión al día.
Es cierto que ya llevamos dos décadas dando por muerta a la televisión y todavía sigue siendo el medio más fuerte en cuanto a recaudación publicitaria, lo que de fondo significa que es el medio más masivo. Por supuesto, el tema no es el presente. El tema es el futuro. La desaparición de la TV tradicional se puede sellar en menos de dos décadas.
Primero fueron las plataformas de streaming las que removieron los cimientos de la televisión lineal. Después llegaron los juegos en línea los que cambiaron el paradigma de la relación entre el usuario y la TV. Pero en realidad fueron las redes sociales las que cambiaron la ecuación. Las redes instauraron el monopolio de los videos cortos. Y esa, considero, fue el acta de defunción de la televisión tradicional.
Para tener una noción de la importancia del video algunos datos: según Digital Economy Compass en 60 segundos, leyó bien, en un minuto, 87.000 horas de video son vistas en Netflix, 1.5 millones de canciones son escuchadas en Spotify y más de 400 horas de video son subidas a YouTube. Todo esto, apunta a que los usuarios en todo el planeta amarran sus horas de entretenimiento al consumo de video.
Distintos estudios han demostrado que el tiempo que los más jóvenes (rango 18 a 27 años) le pueden prestar atención por completo a un contenido en video no supera los 3 minutos. Así que, pensar en esa vieja televisión de series de una hora, películas de 2 horas, noticieros de 3 horas y eventos en vivo de otras 2 horas es una inversión muy mala para las próximas décadas. Aunque todavía puede sobrevivir entre los más experimentados.
El divorcio entre los jóvenes y la querida televisión está sellado. Ahora los contenidos están fragmentados en capsulas de dos minutos. Y la pregunta es ¿cómo se acomodarán los grandes conglomerados para replantear sus modelos de negocio? Porque si la audiencia no está, los que pautan, muy seguramente, también migrarán a la digital.