Es políticamente correcto acusar de asesino al ministro de Defensa porque murieron niños en un bombardeo contra un grupo ilegal, pero a los dueños de “la moral política” no les parece incorrecto que los menores estuvieran en ese campamento, reclutados violando sus derechos fundamentales.
Es políticamente correcto defender el derecho a la protesta pacífica, que el Gobierno nunca ha coartado, pero no es políticamente incorrecto violar el derecho de los colombianos a la salud con la irresponsable correría de la minga, y ahora resulta que debemos agradecerles su “buen comportamiento”, al punto que los reinsertados siguen su ejemplo y marchan hacia Bogotá.
Es políticamente correcto que la minga culpe al Gobierno de los asesinatos de líderes sociales a manos del narcotráfico, pero no parece incorrecto dedicarse al cultivo de coca en sus resguardos, albergar narcotraficantes y sacar a machete limpio a la Fuerza Pública.
Es políticamente correcto reclamar justicia por esos asesinatos, pero no es incorrecto proclamar, cuando les conviene, total autonomía de esa justicia cuya aplicación reclaman.
Es políticamente correcto atacar al Presidente porque no fue al Cauca ni se prestó al “juicio político”, pero no fue incorrecta la “silla vacía” de la minga en 2019, cuando se negó a conversar con un presidente que fue hasta Caldono a escucharlos.
Es políticamente correcto que una alcaldesa exija “humildad” al Presidente frente a la minga, pero no es incorrecto abandonar su deber frente a ocho millones de bogotanos para defender, como causa propia, el derecho a la protesta de unos pocos.
Son políticamente correctas las consultas locales contra la explotación petrolera, pero no es incorrecto reclamar regalías ni demandar gasolina y gas, que no son malos si provienen de otros municipios.
Es políticamente correcto rechazar la aspersión aérea con argumentos ambientales y de salud, pero no parece incorrecto guardar silencio frente a la deforestación cocalera y el daño que la droga causa a nuestra juventud.
En este país de “realidad invertida” era políticamente incorrecto estar en desacuerdo con el Acuerdo fariano, y más de medio país que votó “No” fue estigmatizado como “enemigo de la paz”. Eso no fue políticamente incorrecto, ni lo fue atropellar la voluntad popular y violentar la democracia.
En Colombia, defender el derecho constitucional a la legítima propiedad de la tierra es políticamente incorrecto y quien lo haga es tildado de terrateniente, explotador y paramilitar, y me ahorro los calificativos vulgares; pero eso no es políticamente incorrecto.
Yo cuestioné constructivamente el componente de restitución de la Ley 1448, porque viola los derechos a la presunción de inocencia, la seguridad jurídica y la confianza legítima; y Ariel Ávila me acusó, sin más ni más, de organizar “ejércitos anti restitución” y no pasa nada, porque semejante infamia no es políticamente incorrecta.
María Fernanda Cabal levantó la bandera políticamente incorrecta de denunciar el “despojo oficial” de la Ley 1448, por cuenta de falsos reclamantes apoyados en un sistema justo en su concepción pero antijurídico en su desarrollo. Ha recibido por ello toda clase de insultos y amenazas efectivas, pero eso no es políticamente incorrecto.
¿Qué es políticamente correcto?, ¿Acaso lo políticamente conveniente, lo que produce aplausos y votos? ¿Por qué lo “políticamente correcto” coincide solamente con las posturas ideológicas de la izquierda y el centrosantismo?
Porque ese doble discurso es parte de su estrategia de “inversión de la realidad”; el canto de sirena que buscar mostrar lo malo como bueno y viceversa, y frente al cual debemos amarrarnos al mástil de la democracia, para no estrellarnos con el caos, el hambre y la pobreza que agobian al vecindario.
@jflafaurie