El FMI ante el Gran Confinamiento | El Nuevo Siglo
Martes, 21 de Abril de 2020

Es precisamente en las crisis económicas que se puede valorar la potencia del Fondo Monetario Internacional –FMI- y su verdadero rol. Cuando en momentos de cierta normalidad, su intervención, para algunos, y asesoría para otros, es aceptada muchas veces a regañadientes.

Para recordar, el FMI nace en el fin de la Segunda Guerra Mundial cuando por los Acuerdos de Bretton Woods, en una supra reunión, no por internet como ahora, que congregó a setecientos treinta delegados de cuarenta y cuatro países aliados, se inspira su creación y entra a funcionar como organización financiera internacional, al terminar el año 45.

Con su monitoreo y la demanda en determinadas políticas macroeconómicas, que algunos llaman condicionamientos, pretende impulsar las economías de los países miembros en la búsqueda de mayor crecimiento. 

Cuando se liberalizan las tasas de cambio, hacia el año de 1976, su papel se vuelca hacia una cierta guardia de las economías, con algún énfasis en las más frágiles y en resoluciones a crisis financieras mundiales profundas.

Por ende, el Fondo ha bautizado como el “Gran Confinamiento” al aislamiento social inducido por los gobiernos para controlar la pandemia del coronavirus Covid-19 y ha estimado los valores posibles de la caída en las economías.

En efecto, define “El Gran Confinamiento como la peor desaceleración económica desde la Gran Depresión”. Aunque, prevé de manera optimista para 2021 una reactivación significativa, no obstante la incertidumbre que puede acompañar esta bola de cristal.

Así, proyecta una desaceleración generalizada en la economía mundial, equivalente a un -3% de crecimiento del PIB real, luego de un crecimiento estimado del 2.3% en el año 2019 y pone un marco de positivismo para el 2021, al proyectar un crecimiento del 4.7%.

La Zona Euro sería la más afectada con una caída de su PIB del 7,5% este año, seguida por Estados Unidos (-5,9%). A América Latina con un casi nulo crecimiento en el año 2019 (influencia fuerte de Venezuela), le estima una caída del -5.9% este año y un crecimiento del 3.4% en el 2021. 

Esa reactivación la centra en gran medida en “la utilización de todas las herramientas de política [económica] para derrotar la pandemia” donde las políticas fiscales son su obsesión. La directora del FMI, lo complementa con aquello que denomina el espacio fiscal, que dan razón de la mayor o menor fragilidad de la economía de cada país.

Como conclusión del Comité Financiero (CMFI), que contó con la asistencia de cerca de 36 miembros y observadores -esta vez sí, por reunión virtual o videoconferencia, opción por excelencia en el confinamiento- se insiste en la importancia del trabajo colectivo e urgente para proteger la economía mundial y mitigar su impacto social.

Hoy el FMI, en cabeza de una mujer, su directora gerente Kristalina Georgieva, ha anunciado la capacidad de préstamo del FMI, de USD 1 billón, para ayudar a los países miembros a superar la crisis y la duplicación de los Nuevos Acuerdos.

El FMI ha visto fortalezas en Colombia, no obstante los efectos del confinamiento y de la caída del precio del petróleo. Aunque vislumbra una reducción del PIB del orden de 2,4% en el 2019, pronostica un crecimiento del 3.5% para el 2021, con una posible disminución en las exportaciones. El análisis de la reciente y periódica consulta al FMI en Colombia da espacio para continuar próxima vez con su análisis.

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

uribemariaelisa@gmail.com