El harakiri presidencial | El Nuevo Siglo
Lunes, 17 de Febrero de 2025

En el último consejo televisado de ministros, el presidente Gustavo Petro cometió un suicidio verbal. Admitió que su administración no cumplió con el gasto público, algo de lo cual se le viene advirtiendo en vano desde hace más de un semestre. Pero con habilidad sometió al escarnio de su evidente fracaso como administrador, a sus colaboradores.

Declaró que él nunca había sido de izquierda. Y que el verdadero cambio se produciría con un sujeto acusado por varias mujeres de violencia intrafamiliar. Y exaltando a una nueva ministra cuestionada, y carente de las calidades para ser canciller de Colombia.

Pensemos en cancilleres como el historiador Indalecio Liévano Aguirre durante la presidencia de López Michelsen. El propio López en la administración de Lleras Restrepo, o en Alfredo Vásquez, o Juan Manuel Rivas Sacconi entre los conservadores. La ministra actual es una caricatura risible, y dicho sea de paso es la candidata presidencial in pectore de Petro.

Mientras los consejos de ministros suelen ser secretos, y con una agenda acordada de antemano. El propio ministro de gobierno declaró que él creía que esa agenda trataría sobre las medidas de emergencia debido al orden público.

El presidente prefirió convertirlo en un súbito espectáculo en el que se evidenció el desorden privado de su propio círculo más cercano.

Se hace evidente que hay una ruptura sin retorno en el gobierno. De un lado quedó la vicepresidenta y varios ministros, ministras, que representan al Polo Democrático, y enfrentan esa candidatura in pectore en los desvaríos de Petro. Y la enfrentarán, según mis fuentes, con el nombre de Roy Barreras.

Petro pasará como un presidente de “izquierda”, mal le pese, que fracasó en las promesas básicas de su campaña tales como la paz total, la transparencia, el combate a la corrupción, la reforma a la educación (acabó con el Icfes, que tanto bien hizo a millones de estudiantes).

 Su estilo de gobierno en vez de proporcionar seguridad, aumentó la sensación general de incertidumbre, ahuyentó la inversión extranjera, no logró la sustitución de hidrocarburos, y las acciones de Ecopetrol han caído en más de cinco dólares cada una.  Si bien mejoró los niveles de vida del sector más pobre de la población, también igualó por lo bajo el modus operandi de la administración.

Lo que viene ahora es el último tramo de gobierno que los colombianos llaman” ir con el sol a la espalda”.  Su proyecto tan bien articulado en su innegable capacidad verbal, fue pesimamente administrado. Y también como dice el colombianismo “lleva plomo en el ala”.