Hoy podemos decir que vivimos el futuro, que experimentamos algo que solo ocurría en películas y libros futuristas. Hoy, el médico se está haciendo presente en nuestro espacio vital, ya sea en nuestra casa, oficina, o donde nos encontremos, de manera virtual, como si estuviera presente en carne y hueso para diagnosticarnos cualquier problema de salud que tengamos. Lo veremos y consultaremos a través de la pantalla de un computador, una tableta, o un simple teléfono. ¡Esta es una realidad asombrosa!
Recuerdo cuando niña la llegada del “temido” médico a la casa, a poner inyecciones o hacerle a algún miembro de la familia no sé cuántos exámenes. Eran visitas sobrias y en ocasiones alarmantes, que no pocas veces terminaban con órdenes de ir inmediatamente a un hospital o clínica.
Hace ya décadas esas visitas se terminaron por el crecimiento de las ciudades, que aumentó las distancias y dificultó el transporte. Además, el médico de familia, ese galeno que sabía de todo, fue desapareciendo con el advenimiento de especialistas, cada vez más sofisticados en sus áreas.
Entonces, nos vimos obligados, así uno estuviera “al borde la muerte”, a ir a consultorios u hospitales repletos de pacientes en espera de ser atendidos, mientras compartían espacios, sin duda, con algún nivel de contaminación que no dejaba de inquietarnos. Ahora, esas aburridas y preocupantes visitas al consultorio del médico están pasando a ser una reliquia del pasado, como aquellas visitas de los médicos al hogar del paciente.
Cada día hay más plataformas de calidad y confiabilidad, en muchos casos dirigidas por hospitales de gran prestigio, que nos ofrecen toda clase de información sobre enfermedades, sus causas y síntomas y su posible tratamiento. Inclusive, a través de esas plataformas nos podemos comunicar con especialistas y con “médicos internistas”, quienes reemplazaron al médico general y de familia.
Aún en el tema de la psiquiatría y psicología, las consultas virtuales ya han sido aprobadas. Los estudios realizados sobre ellas confirman que su eficacia y resultados son semejantes a los obtenidos en consultas presenciales. Además eliminan el estrés causado al paciente por el transporte.
La medicina virtual sacó a los médicos de sus consultorios y virtualmente los regresó a nuestro espacio. Miles de personas que hasta ahora no tenían fácil acceso a una consulta, hoy lo tienen. Se han roto tradiciones y fronteras que hasta hace poco se pensaban infranqueables.
La medicina virtual es una revolución democratizante que está apenas comenzando. Ahora, no solo las personas que viven en las grandes ciudades, donde se concentra los especialistas, podrán acceder a consultas con ellos. Hoy cualquiera podrá, a través de un teléfono, sin necesidad de viajar, sin los costos de transporte y alojamiento, y reduciendo el tiempo de espera, obtener una consulta. Muchas personas están recibiendo por primera vez asesoría médica a la cual antes no tenían acceso.
Si algo bueno va a quedar de esta pandemia, es la popularización de la medicina virtual. El convencimiento de que una consulta virtual, puede ser tan efectiva como una en persona, más rápida y menos costosa. Y, sobre todo, no acarrea el peligro de contaminación con un virus o bacteria, quizás presentes, en los lugares de consulta. ¡El futuro es hoy y es asombroso!