Poco a poco regresa la aviación en Colombia. Por el momento algunas rutas domésticas y en algún momento lo hará la aviación internacional. El aeropuerto El Dorado de Bogotá operó ayer cerca de 80 vuelos domésticos. Algo es algo, pero hay que tener en cuenta que esta terminal operaba 850 vuelos diarios antes de la pandemia.
Al parecer la Aerocivil podrá discrecionalmente saltar de la fase 1 a la 3 para la reactivación de la aviación. Y, la aviación internacional espera empezar la reactivación con unos vuelos piloto durante septiembre. El Gobierno perdió mucho tiempo y lo sigue perdiendo por lo menos respecto de la aviación internacional. A la fecha se han realizado más de 600 vuelos internacionales humanitarios sin un solo reporte de un solo pasajero infectado con Covid-19 en la aeronave o el aeropuerto. ¿Qué más vuelos piloto se necesitan?
Esto, no tiene mucho sentido pues se podría dar inicio inmediato de la aviación internacional por lo menos desde la terminal más importante de Colombia, El Dorado de Bogotá. Además, entiendo que los vuelos internacionales piloto serán desde Medellín, Cartagena y Barranquilla. ¿Y, Bogotá? No creo que sea tan fácil cumplir con lo que el Ministerio del Interior (pues todo el mundo le esta metiendo la mano al tema aéreo) quiere exigir, esto es, al menos una prueba negativa de Covid-19 del pasajero que ingrese al país. Esto sin duda genera un gasto adicional que seguramente hará que se reduzca el número de pasajeros internacionales. Además, si esto es así deberá ser modificada la parte 200 de los RAC que establece normas de facilitación del transporte aéreo.
En medio del caos y de la oposición vehemente de autoridades absolutamente incompetentes en el transporte aéreo, al parecer todo empieza a marchar de nuevo. Así que el nuevo pasaporte para ingresar a Colombia y muchos otros Estados será este dichoso certificado de carencia de Covid-19. Por supuesto a cargo del pasajero, pues ni el aeropuerto ni las aerolíneas tienen porqué pagar este certificado. Esto lo digo pues algunos sugerían que el aeropuerto o aerolínea fueran el responsable de hacerle pruebas de Covid-19 a cada pasajero que ingresa al país. Algo absurdo, injusto e impracticable.
Aunque es claro que el tema de la pandemia es un tema de salud pública sigo muy sorprendido de la usurpación de funciones de resorte exclusivo de la Aerocivil que raya en una especie de “matoneo institucional”. Es inaceptable que no sea el director de la Aerocivil quien explique y establezca las estrategias para la reactivación del sector aéreo, sino que lo siguen siendo la alcaldesa de Bogotá, el Ministerio del Interior, El Ministerio de Salud y por supuesto la Ministra de Transporte, quien se encarga de opacar y entorpecer las estrategias de la Aeronáutica Civil y, claro está, no dejará jamás que sea el director de esta importante y querida entidad quien señale cómo será la reactivación del sector que él lidera. ¿Si no, para qué existe el director de Aerocivil?
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