Mientras el país vibraba de emoción, los líderes del mundo aplaudían y en general una humanidad exaltaba con regocijo ese principio del final de la guerra en Colombia, un grupo de compatriotas se incrustaron en “los zapatos viejos”, para protestar contra la celebrada paz que nos arropa. Como decía el “tuerto” López en su poema, desconocían que ¡ya no viene el aceite en botijuelas!
La señal de televisión, las transmisiones de radio y las redes sociales, llevaron al mundo entero semejante acontecimiento y contagiaron a los sensatos del orbe. Muchos se preguntan si los líderes y habitantes del planeta están equivocados, o un puñado de los nuestros prefiere una guerra sin final.
Bien lo dijo el jefe de los negociadores, Humberto De la Calle, que tanto el senador Uribe como el expresidente Pastrana bajaron de su pedestal, para ponerse los guantes de boxeo. Y realmente es difícil entender su actitud, cuando lo importante es la paz que hemos alcanzado, sin importar quién la haya logrado. ¿Por qué el odio de Uribe contra Santos contagió a Pastrana? ¿Por qué no se resisten a quedarse, como todos los líderes, prohombres y expresidentes en su pedestal, al que ya tiene derecho Santos?
En todas las negociaciones de convivencia, paz y demás confrontaciones, las partes tienen que ceder. De lo contrario las rencillas, los conflictos y las discordias, permanecerán eternamente. En Colombia tanto el Gobierno como las Farc, tuvieron que ceder, porque no había un vencedor. Como Uribe, con su “seguridad democrática”, no logró derrotar a la guerrilla, es imposible avasallarlos, someterlos o doblegarlos. Como no hubo vencedores ni vencidos, era necesario abrir una puerta para que los combatientes ingresaran a la democracia con todos los deberes y derechos de los demás colombianos. Y así será. Las Farc pidieron perdón sincero y se han comprometido a cumplir todos los acuerdos de La Habana. Nosotros, debemos respetar esos mismos principios para permitir el ingreso a los otros grupos subversivos, Eln, paras, bacrim y delincuentes comunes. Solo así habremos consolidado la paz. El domingo con un SÍ rotundo la sellaremos. Como dice la gente sensata: “Sí se pudo”.
BLANCO: Parece que los carteles de la contratación llegaron hasta una licitación de la policía para la compra de 6.000 sombreros para carabineros. Se producen en Colombia, pero los importarán.
NEGRO: El empobrecimiento de los pensionados con la reforma que proponen gremios y políticos.
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