Que la pandemia golpeó la economía en todos sus niveles es una gran verdad, y que fueron muchos y variados los negocios caídos en quiebra definitiva ante las restricciones decretadas por las autoridades, unas, y aplicadas por responsabilidad personal, otras. Es una dolorosa realidad que generó situaciones calamitosas a familias enteras, empresas consolidadas y sociedades dedicadas al esparcimiento diurno y nocturno, debiendo recurrir al cierre parcial y liquidación temporal del negocio, proveedores y operarios. Pero ante el trascurrir del tiempo esa temporalidad se tornó en cierre definitivo y liquidación. Fueron muchos los empleos que se suspendieron y la mano de obra licenciada.
La vida fue pasando y la pandemia tomando fuerza, llevando el país a extremos impensados, generando una incertidumbre en los ciudadanos de todo nivel, y demostrando que las posibilidades de retomar el trabajo se dilatarían por mucho tiempo, generando pérdidas, a tal punto, que los propietarios de establecimientos que funcionaban en las horas de la noche debieron presionar a la organización que aglutina estas actividades para que recurrieran ante las autoridades en busca de auxilio, tratando evitar una quiebra masiva del sector, ante lo cual la Alcaldía Mayor de Bogotá decidió autorizar su funcionamiento, -previo al compromiso permanente de la observancia en todas las medidas de bioseguridad establecidas y ordenadas por las autoridades sanitarias- con el horario establecido para su actividad antes de pandemia.
La decisión fue recibida con euforia por todo el sector, pues abre la esperanza económica de estos negocios, cuyo fin último es el espaciamiento social, lúdico y recreativo tan necesario en estos tiempos de confusión, reducción y decadencia. Esperamos, pues, una respuesta muy profesional de todos los beneficiados con este despertar laboral, que aglutina bares, restaurantes y discotecas. No olvidamos en ningún momento que las medidas tomadas por las autoridades en tiempos de pandemia, generaron la presencia de oferta clandestina en aquellas actividades lúdicas, con el peligro permanente de contagio y recrudecimiento del problema sanitario que vivíamos, esta situación de difícil control fue manejada con presencia policía y respuesta administrativa permanente
Ante esta autorización para la apertura de negocios dedicados a venta de bebidas embriagantes, es saludable hacer una serie de recomendaciones y recordar algunas normas preventivas de inveterado conocimiento, donde se destaca la obligación por parte del expendedor de abstenerse de vender bebidas alcohólicas a menores de edad y observar los horarios establecidos, tanto de apertura como cierre, evitando trasgredir estos mandamientos para evitar malestar y descontento entre los vecinos del sector, al igual que evitar el suministro de licores a los clientes que muestran un avanzado estado de alicoramiento, comprobando con ello profesionalismo y compromiso con la seguridad de los asistentes al lugar. Por otro lado, el aforo y su control es inevitable, pues con el distanciamiento es grande la prevención que se logra.