A raíz del brote de fiebre aftosa aparecido en Tame, municipio del departamento de Arauca, y que condujo al sacrificio tanto de los animales infectados como de los sanos del mismo predio y fincas aledañas, se extremaron los controles bajo la coordinación del Ministerio de Agricultura pues se trata de un asunto de gran impacto nacional.
El daño que esta enfermedad puede causarle a la Nación es incalculable; y no por otra razón, con fecha 2 de agosto de 1997 se promulgó la ley 395 mediante la cual "(...) se declara como prioridad nacional la erradicación de la fiebre aftosa", en cuyo propósito se han invertido desde entonces más de 700 mil millones de pesos aportados por los mismos ganaderos a través de la cuota parafiscal de carne y leche.
Esfuerzo que no ha sido en vano, sea la ocasión para reconocerlo y destacarlo, porque de no haber estado vacunado el hato nacional y no haber alcanzado los índices de inmunidad requeridos, esta sería la hora en que ya se hubiese diseminado hasta otros lugares del país.
El animal que haya sido oportunamente bien vacunado, lo más seguro es que no padezca la aftosa, salvo que haya problemas en su aplicación pues la vacuna posee un margen de seguridad alto, no siendo esa tampoco la causa del problema actual.
A nivel mundial existen siete serotipos del virus de Fiebre Aftosa inmunológicamente distintos: O, A, C, SAT 1, SAT 2, SAT 3 y Asia 1 y más de 60 cepas dentro de esos mismos serotipos.
La vacunación con un determinado serotipo no confiere ninguna protección cruzada contra otros serotipos del virus de fiebre aftosa.
Las vacunas contra el virus de esta enfermedad deben coincidir totalmente con el serotipo y la cepa, de la cepa infectante.
La vacuna de fiebre aftosa aplicada en Colombia contiene el serotipo O (Cepa O1 Campos) y el serotipo A (Cepa A24 Cruzeiro), dado que son los que se han presentado en el país; todo lote de vacuna utilizado es liberado por el ICA previa verificación con pruebas de laboratorio para garantizar que cumpla los requisitos requeridos, y así haya protección en todos los animales vacunados.
Lo que sucedió en Tame, sencillamente se trata de animales que no fueron vacunados y muy probablemente de contrabando desde Venezuela donde los serotipos de virus de Fiebre Aftosa que se han presentado han sido también A y O.
La última notificación de fiebre aftosa que hizo dicho país ante la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) fue en marzo de 2013 en Berlinas, donde se reportaron los serotipos A y O.
Lo uno o lo otro; es decir, la no vacunación o el contrabando, presuntamente compromete al responsable de los animales y por eso supuestamente, tendría que responder ante la justicia.
Falta ver qué otro tanto de estos mismos individuos existan en la rivera aguas abajo del rio Arauca, descargando ganado venezolano sin vacunar.
E incluso en otros lugares dedicados al negocio ilícito desde Venezuela, si tenemos en cuenta el decomiso de ganado de contrabando efectuado este fin de semana en un retén cerca de Paipa, en Boyacá.
Por fortuna, en el resto del país el ganado al parecer está vacunado y bien vacunado, o si no el daño hubiese sido mayor; lo cual no nos libra de que en el momento menos pensado y por falta de control, pueda aparecer nuevamente otro animal venezolano no vacunado e infectado.