El experto Anthony Fauci aseguró hace poco que buena parte de la humanidad se contagiara con covid. Más temprano que tarde. Es una realidad que a todos nos tocará. Las cifras de contagios por la cepa ómicron son impresionantes y se están dando mientras los niños y niñas y los estudiantes están en sus casas descansando.
No falta mucho para que se reactive el debate sobre la presencialidad en los colegios y universidades. Volveremos a ver a los adictos al encierro hablar de los riesgos y “la falta de infraestructura”. Volveremos a escuchar los gritos desesperados de sindicatos y asociaciones a los que parece no importarles el tiempo que están perdiendo los más jóvenes encerrados en una burbuja sanitaria que ya parece ser estéril.
Tendremos, entonces, que argumentar que la tecnología llegó a su punto límite en cuanto a la educación se refiere. Que la tecnología en 2020 nos ayudó, y quizá nos salvó, de perder todo un año escolar. Pero ese fue el techo. Las pantallas ya mostraron que no pueden lograr temas fundamentales como la interacción, el trabajo en grupo o la generación de amistades para siempre. Cosas que nunca podrá alcanzar un joven encerrado en un cuarto detrás de un computador.
Por ahora, los gobiernos nacionales y distritales se han mostrado firmes. La presencialidad en los colegios públicos no se negocia. El afora será de 100%. Ningún estudiante se quedará en la casa. El llamado desde esta tribuna es que se mantengan en la decisión. Que los alarmistas y los fanáticos del encierro, que no van a su brazo a torcer, se lleven esta victoria. Los niños y niñas fueron los que más sacrificaron en esta pandemia: les quitaron el tiempo y ya sabemos que no hay nada más preciado que eso.
La presencialidad, es cierto, supone un riesgo para toda la comunidad educativa. Pero un es riesgo que todos debemos afrontar. Porque, aunque hoy parezca lejano, la pandemia se acabará algún día (ojalá este semestre), pero el tiempo que los niños y niñas están perdiendo en una burbuja no se recuperará nunca. Es un riesgo que no sólo vale la pena correr. Es un riesgo que tenemos la obligación de tener.
Todo apunta a que el doctor Fauci tendrá razón. La forma cómo se expande ómicron es indefendible. Vamos en camino de una epidemia y esperamos que la vacunación se siga multiplicando. Porque si algo quedó demostrado que el único antídoto contra el maldito covid son las vacunas y no el encierro. Para 2022, todos debemos decir ¡no a la educación virtual para los colegios públicos!