En abril de 2018 rodó el primer bus eléctrico en Medellín, ciudad catalogada como una de las mejores metrópolis para vivir en Suramérica, según la encuesta de Ciudades Inteligentes, por sus iniciativas en innovación, desarrollo sostenible y soluciones urbanas. Federico Gutiérrez, alcalde de esa ciudad, afirmó que la introducción de buses eléctricos al sistema de transporte fue un paso fundamental para mejorar la calidad del aire de los paisas, que durante varios meses presentó altos índices de contaminación. El plan de Medellín es aumentar el número de vehículos eléctricos para el servicio de transporte masivo, reduciendo las 72 toneladas de CO2 que, al año, emite cada articulado.
Bogotá, que en materia ambiental debería llevar la delantera, necesita un sistema de transporte público basado en energías limpias y renovables. Hemos avanzado, la nueva flota de Transmilenio contará con un 40% de vehículos a gas, y tenemos la oportunidad, de introducir buses eléctricos para el lote Américas, en la localidad más contaminada de Bogotá: Puente Aranda. Pero la ciudad requiere medidas urgentes para disminuir los altos índices de contaminación, las afectaciones respiratorias y otros problemas de salud, que van en preocupante aumento por la pésima calidad del aire. Al tener buses eléctricos, podríamos dejar de consumir, aproximadamente, 1.400 galones de diésel al mes.
En Santiago de Chile, por ejemplo, los vehículos eléctricos cuentan con la última tecnología y los más altos estándares de calidad y funcionabilidad. Tienen un tiempo con carga rápida de tres horas y no generan emisiones de CO2 en operación, porque no usan combustibles fósiles. Sus baterías proporcionan una vida útil de más de 15 años y son reutilizables. Hace unos pocos días, se probó con éxito un bus eléctrico desde Bogotá a Pereira, un recorrido de 320 kilómetros en empinadas pendientes, apenas se consumió un 44% de la carga.
Bogotá tiene la posibilidad de contar con un aire más limpio y más puro, con cero emisiones contaminantes y una significativa reducción en las emisiones de gases efecto invernadero. La capital del país debe estar a la altura de las grandes ciudades del mundo en materia ambiental, sostenibilidad y movilidad. Se necesita actuar con rapidez y no esperar 10 años para seguir dando pequeños pasos, el momento es ahora, debemos atender el llamado de Naciones Unidas para solucionar los problemas ambientales que se presentan en nuestra ciudad.
Bogotá y el resto del país merecen sistemas de transporte respetuosos del medio ambiente, alcaldes y gobernadores, de todo el país, tienen la obligación de dar un salto de calidad en materia de movilidad ambiental, la renovación ecológica debe iniciar por preservar el aire que respiramos todos. Estoy seguro que, al darle una oportunidad a los buses eléctricos, vamos a tener una significativa mejoría en la calidad de vida de nuestros ciudadanos. No más buses chimeneas, el cuidado y la preservación del medio ambiente de nuestra ciudad es un compromiso que debemos asumir todos los bogotanos.
@SamuelHoyosM